Aldo Mariátegui,Ensayos impopularesAhora que se han dado estos sismos en el norte chileno cabría recordar el megasismo grado 9 que se dio en la Arica (dos mil habitantes) aún peruana en 1868, que generó una ola de 15 metros, seguido por una gigantesca marea alta tras retirarse el mar. Murió el 20% de la población de Arica. Arequipa también fue muy dañada.
Es estremecedor observar las fotos y no solo ver a Arica asolada sino a grandes buques varados tierra adentro: el US Wateree (¡a medio kilómetro!) y la corbeta peruana América, inservible y con sus 137 tripulantes desaparecidos.
El inglés Nugent escribió: «Arica no existe más. Alrededor de las 5 p.m. del día trece se produjo un horrendo terremoto. Apenas tuve tiempo para sacar a mi esposa e hijos a la calle, cuando la totalidad de los muros de mi casa cayeron; caer, apenas si es el término apropiado, ya que fueron lanzados para afuera (…) Al mismo tiempo se abrió la tierra eructando polvo, seguido por un espantoso hedor como a pólvora. La atmósfera se oscureció y yo no podía ver a mi esposa con los niños a dos pies de distancia (…)Apuré el paso y en cuanto alcancé la periferia del pueblo, miré para atrás y vi todos los buques en la bahía arrastrados irresistiblemente mar adentro, a una velocidad probable de diez millas por hora. En pocos minutos la increíble resaca se detuvo; entonces surgió una inmensa ola, calculo que de unos cincuenta pies de altura, que entró con una furia incombatible, arrasando con todo (…) A la totalidad de las embarcaciones las trajo de vuelta, a veces girando en círculos (…) Entretanto, la ola había llegado: impactó el molo, atomizándolo; se tragó mi oficina como si fuera el bocado de un gigante y, en su rugiente progreso, se tragó la Aduana y siguió su curso a lo largo de la calle, arrasando con todo».