Muchos adolescentes creen que beber alcohol a su edad está muy bien y que no les va a suceder nada porque «son jóvenes». Sin embargo, esto no es más que un mito.
«Consumir alcohol es perjudicial a corto plazo. Hay evidencia científica que asegura que el consumo excesivo, recurrente y sistemático de alcohol daña el cerebro de los adolescentes», anota Milton Rojas, especialista de Cedro.
«Se trata de daños focalizados en la materia blanca, zona vinculada a la memoria, el aprendizaje y otros procesos cognitivos. Sin embargo, el adolescente tiene una ‘percepción de bajo riesgo’, cree que no le va a pasar nada», agrega Rojas.
Este impacto se traduce en una pobre capacidad de juicio y decisión, bajo rendimiento académico, relaciones sociales deficientes, entre otros. «Además del daño físico que sufren, los adolescentes pueden adoptar conductas de riesgo y hasta sufrir cuadros de depresión, por ejemplo», apunta Reuven Samolski, psiquiatra de la Clínica Javier Prado.
ACCIONES A TOMAR¿Un chico de 14 o 15 años debería tomar alcohol en cantidades industriales? No, definitivamente. Por ello, la guía de los padres resulta clave. Es decir, si un hijo sale todos los fines de semana y regresa ebrio a casa, hay que tomar cartas en el asunto y no hacerse de la vista gorda. Si el caso lo amerita, no deben dudar en solicitar ayuda inmediata.