Yoani Sánchez. Escritora y periodista cubana, directora del diario digital 14ymedio
Yoani Sánchez. Escritora y periodista cubana, directora del diario digital 14ymedio

En tiempos de globalización y redes sociales, la comunicación con aún es a la antigua. Tras varios intentos fallidos de contactarnos por celular, correo y redes sociales, una operadora nos conecta al número fijo de la periodista , quien estará en noviembre próximo en el Hay Festival de Arequipa y con quien hablamos del debate de la nueva Constitución.

¿Por qué Cuba impulsa la reforma constitucional?
Esta reforma en la que el gobierno se ha empeñado es evidentemente un gesto de Raúl Castro para dejar a la nueva generación de funcionarios del gobierno todo muy bien atado. Se trata de una Constitución para evitar que la nueva generación de líderes ponga el pie en el acelerador de los cambios. Esta no es una Constitución para una transición, sino más bien una fachada para frenar una posible transición y para consolidar lo que podríamos llamar el castrismo tardío o el castrismo post Castro.

Sin embargo, el debate ha sido llevado a los barrios.
El proyecto de Constitución se debatió primero en el Parlamento y ahora efectivamente estamos en una etapa de reuniones de barrio y centros laborales. Se entiende que las intervenciones y las críticas que se hagan en esos debates se procesarán, pero no hay un método de cómputo o un sistema para hacerlo. Debemos confiar en que el gobierno nos diga qué prefiere la población.

¿La consulta popular no tiene carácter vinculante?
No. El punto vinculante será el que ellos decidan. El único que va a saber los porcentajes a favor o en contra de cada artículo del proyecto de Constitución es el gobierno y nada garantiza que la voz de los cubanos sea escuchada. El gobierno pretende decir que este es un proceso constituyente y popular, pero no es así.

¿Cuál es el tema que causa mayor controversia?
Definitivamente, el cambio de la definición de matrimonio en la Constitución. Actualmente, el matrimonio es definido como la unión entre un hombre y una mujer, pero en el proyecto se cambia ese concepto por la unión entre dos personas. Eso abre la puerta a los matrimonios homosexuales, lo cual ha sido una vieja demanda de la población LGTBI.

¿Cómo ha tomado la población cubana este debate?
Las iglesias evangélicas cubanas han mostrado una posición bastante crítica contra la transformación de este artículo e increíblemente ha habido un activismo religioso en las calles. En contraparte, la comunidad LGTBI ha respondido, también en un gesto inusual, porque normalmente no se manifiestan en las calles por todas las restricciones a la libertad de manifestación y asociación que todavía existen en Cuba.

¿La inversión también genera controversia?
Sí y mucha porque el proyecto de Constitución define la inversión en obras nacionales como una potestad para los extranjeros. No se abre el diapasón para permitir la inversión a personas naturales cubanas, solo se habla de personas jurídicas que son las empresas estatales. La gente está muy molesta por esto, porque considera que es un punto de segregación por origen nacional que no permite a los nacionales invertir.

Otro de los puntos muy criticados en las redes sociales y entre los emigrantes cubanos es que el modelo de gobierno no cambia.
Efectivamente, el artículo 5 del proyecto de Constitución es una copia del actual y da al Partido Comunista un carácter de fuerza dirigente de la sociedad, o sea que lo pone por encima de todos los poderes y con derecho a todo. Aunque ese artículo causa mucha molestia, es muy poca la gente que se atreve a cuestionarlo en Cuba, porque muchos son trabajadores públicos, y porque eso significaría cuestionar la esencia totalitaria del sistema, que defiende el comunismo y no permite la existencia de otros partidos.

Pero se eliminó la palabra comunismo.
En efecto, pero en la Constitución el partido que dirige el país se sigue llamando comunista y sigue siendo de corte comunista. Solo se quitó la formalidad. No hay cambios y eso echa por tierra cualquier pequeña migaja de reforma que pretendan hacer. Pero además, el artículo 3 consagra que los cubanos tienen derecho a defender en las calles a quien ataque a la patria socialista. Es decir, que a la patria le ponen un apellido, no es la patria cubana. Esto es muy peligroso porque quiere decir que la Constitución consagra el matonismo político y paramilitar contra todos los que agreden a la patria socialista.

¿Entonces no se avizora ningún cambio?
Cuba sí está cambiando porque, a pesar de lo atemorizante que puede ser, la gente está emitiendo su inconformidad con temas como los salarios, las condiciones de vida, la capacidad de invertir, pero el cambio no se da por la nueva Constitución.

¿Rescata algo positivo en este proceso?
Pues el referéndum del próximo año. Por primera vez en casi cuatro décadas, los cubanos tendrán la posibilidad de marcar ‘sí’ o ‘no’. Mi generación nunca tuvo antes ante sus ojos una boleta que tenga el ‘no’. Por eso muchos grupos de activistas y opositores están llamando a cerrar filas por el ‘no’. Eso no evitará que se apruebe la nueva Constitución, pero será un mensaje importante de la inconformidad de los cubanos.

TENGA EN CUENTA

- La Asamblea Nacional de Cuba aprobó en julio un proyecto de nueva Constitución para sustituir la actual Carta Magna de 1976.

- El proyecto de Constitución ha sido llevado a consulta popular desde el 13 de agosto y continuará hasta el 15 de noviembre con asambleas en centros laborales, estudiantiles y en barrios.

- El referéndum nacional para ratificar el proyecto de nueva Constitución quedó programado para el 24 de febrero de 2019.

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