William Arturo Saavedra Morales, afincado en Galicia (España) desde hace varios años, tenía planeado embarcar en el Villa de Pitanxo hacia las aguas glaciales del Atlántico frente a la isla canadiense de Terranova el 26 de enero, pero decidió continuar por unos días más en su natal Perú, lo que terminó por salvarle la vida.
Pese a ello, este marinero peruano conocido como Ronco siente el peso de no saber nada de sus compañeros, quienes están, en el mejor de los casos, desaparecidos en el mar canadiense. “Es una pena muy muy grande, eran una gente cojonuda, eran mis amigos”, lamenta el peruano a La Voz de Galicia.
Ronco viajó al Perú luego de su última faena el 8 de diciembre. Tenía documentación que arreglar tras la muerte de sus padres y tenía planeado estar solo 20 días, pero la añoranza luego de tanto tiempo alejado de su tierra terminaron por convencerlo de quedarse unos días más.
“Doy gracias a Dios por haber salvado la vida, pero perdí a una docena de amigos”, expresa el peruano.
Ronco revela que el trabajo en el Villa de Pitanxo es duro, pero esta situación se endulza con el compartir con sus compañeros y amigos.
“El trabajo es durísimo, terrible, a veces estas hasta 30 horas seguidas trabajando y sin parar a dormir, a veces estabas hasta una semana sin poder ducharte (...) No había mucho margen para el descanso, pero cuando acabábamos de trabajar, el patrón hacía un churrasco y lo pasábamos muy bien”, recuerda con nostalgia.
Recientemente lo convocaron para realizar una faena en Terranova, pero si bien sabe que eventualmente retomará el trabajo y esa ruta, por el momento le cuesta hacerlo.
“Todavía estoy muy tocado con lo que ha ocurrido, voy a esperar un mes más. Tendré que volver al mar y seguir trabajando, pero te queda ese temor de que te pudo haber ocurrido a ti y murieron tus amigos” , finaliza.
Las autoridades canadienses decretaron el miércoles el fin de la búsqueda de los doce pescadores desaparecidos del barco español naufragado Villa de Pitanxo, ante la falta de esperanzas de encontrarlos vivos, tras la muerte de nueve marineros y el rescate de tres con vida.
La tripulación estaba integrada por dieciséis españoles, cinco peruanos y tres ghaneses, según datos oficiales.