Al llegar la noche, la soledad se instala en las principales calles de la ciudad, castigada por la desbocada criminalidad y la crisis económica. La capital de vive uno de sus momentos más difíciles.

Vías importantes de Caracas como la autopista Francisco Fajardo lucían vacías durante recorridos nocturnos de la agencia AFP. Muy pocos vehículos pasan frente a la emblemática Esfera de Soto, una de las obras de arte al aire libre que dan identidad a esta ciudad de seis millones de habitantes.

El tráfico también es prácticamente nulo en la avenida Libertador, que une el este con el oeste en la capital, y en el centro, en el norte del barrio de clase media de La Candelaria, apenas se observa uno que otro peatón a paso acelerado.

Por la noche, muy pocos entran a las estaciones del Metro de Caracas, que moviliza a dos millones de personas diariamente. Cada jornada, el subterráneo cierra sus puertas a las once de la noche. 

Puestos callejeros de perros calientes y hamburguesas esperan por clientes, sin éxito, en varias zonas. Los 'perreros' de Plaza Venezuela extrañan los días en los que no se daban abasto para atender comensales.

No es diferente en el este. Las Mercedes, exclusiva y bulliciosa zona de restaurantes y locales nocturnos que hace unos años concentraba a quienes tenían ganas de fiesta, languidece. Ahora, los venezolanos prefieren hacer sus reuniones sociales en casa, de modo más seguro y más barato.

Ya es difícil hacer hueco en el bolsillo para comer en la calle con una inflación proyectada por el FMI en 1.350.000% este año; pero la delincuencia sigue siendo raíz de las noches vacías.

Según ONGs, unas 26 mil muertes violentas se registraron en 2017 en Venezuela, con tasa de 89 por cada 100 mil habitantes, 15 veces mayor a la media mundial.

Fuente: AFP

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