A menos de una semana de asumir su nuevo mandato este 20 de enero, Donald Trump ha desatado una ola de controversia internacional al anunciar una serie de medidas comerciales que podrían alterar el equilibrio económico global.
El presidente electo de Venezuela publicó un mensaje en X donde da cuenta del abuso cometido contra su familia.
El expresidente prometió imponer aranceles a México, Canadá y China como medida de presión para que aborden el tráfico de fentanilo y los cruces fronterizos de migrantes en situación irregular.
En una declaración particularmente provocadora, sugirió que Canadá debería convertirse en el 51º estado de Estados Unidos, lo que llevó a Ottawa a responder con firmeza ante lo que denominó una "amenaza de fuerza económica".
Trump también advirtió a los países del bloque BRICS —Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica— sobre la posibilidad de aplicar aranceles del 100% si percibe que estos desafían el dominio del dólar estadounidense.
Estas decisiones han generado alarma entre empresarios, agricultores y fabricantes estadounidenses que temen un aumento en los costos de importación en productos clave, desde baterías hasta vinos. Mark Pascal, propietario de un restaurante en Nueva Jersey, expresó su preocupación por los aranceles que afectarían a la industria de vinos y licores. "Entendemos gravar prácticas desleales, pero estos aranceles generalizados perjudican sectores que no compiten de esa manera", afirmó.
En el pasado, Trump ya había implementado aranceles sobre el acero, el aluminio y productos europeos, lo que, según expertos, elevó los costos para los consumidores estadounidenses y tensionó las relaciones comerciales con aliados clave
En el ámbito doméstico, Trump ha prometido desregular sectores clave, reducir impuestos y expulsar a millones de migrantes indocumentados. Aunque estas políticas podrían consolidar su base política, economistas como Erica York de la Tax Foundation prevén que los aranceles generalizados reducirían el valor real de los ingresos estadounidenses y afectarían al PIB.
El futuro secretario del Tesoro, Scott Bessent, restó importancia al impacto inflacionario de los aranceles, aunque reconoció que podría haber un ajuste de precios. Sin embargo, un informe de la Oficina Presupuestaria del Congreso concluyó que aranceles generales del 10% y adicionales del 50% a productos chinos reducirían el déficit público, pero también desacelerarían el crecimiento económico.
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