Las ciudades sirias son campos de batalla. El miedo y la desesperanza se respira en el aire. El futuro no existe. (AFP)
Las ciudades sirias son campos de batalla. El miedo y la desesperanza se respira en el aire. El futuro no existe. (AFP)

Redacción PERÚ21

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Las tragedias que azotan al mundo no solo son producto de fenómenos naturales como las lluvias y desbordes, que hoy afectan a nuestro país. También vienen directamente de la mano del hombre.

"Oí un ruido, miré a mi izquierda y vi a un hombre vestido con una casaca militar. En ese momento, levantó los brazos hacia el cielo y gritó: 'Allah Akbar' (Dios es grande), y después se produjo la explosión. Caí al suelo y sentí cómo la sangre fluía por mi ojo", narra uno de los 100 heridos del atentado kamikaze en un edificio cerca de la entrada del famoso mercado Zoco, en el corazón de Damasco.

Este atentado ocurrió el último miércoles, día en que se cumplieron seis años de la guerra sin cuartel que vive Siria, que hasta la fecha ya dejó más de 321,000 muertos.

"Las condiciones humanitarias son espantosas. Hay francotiradores y disparos de artillería a diario. Es horrible", relata el médico Mohamed Darwish, desde la localidad de Madaya (norte). "Aquí no hay nada, ni gas, ni agua, ni electricidad o combustible, por lo que la gente arranca la madera de los muebles de sus dormitorios para quemarla y calentarse", explica el médico.

LA (SIN) RAZÓN

El 15 de marzo de 2011, comenzaron unas protestas sin precedentes en el país, gobernado con mano de hierro desde hace 40 años por la familia Asad. Hoy con Bashar al Asad como presidente.

Tras un llamamiento a manifestarse para "una Siria sin tiranía, sin ley de urgencia (desde 1963) y sin tribunales de excepción", pequeñas protestas tuvieron lugar en Damasco, la capital, antes de que el régimen las reprima. El movimiento cobró fuerza en Deraa (sur), tras el arresto y la tortura de estudiantes.

En abril del mismo año, la contestación se radicalizó con llamadas a la caída del régimen, y se expandió geográficamente. En julio, un coronel refugiado en Turquía anunció la creación del Ejército Sirio Libre (ESL), compuesto por civiles que se unieron a la rebelión y dirigido por desertores.

Desde entonces, varios grupos islamistas se sumaron a la rebelión, así como potencias mundiales. Por un lado, Estados Unidos, que ha buscado la salida de Asad; y por otro, Rusia, que apoya al régimen. En medio, ha aparecido el Estado Islámico, que, más bien, ha combatido en dos frentes: contra los rebeldes y Asad.

El 22 de diciembre de 2016, tras un largo asedio de los barrios rebeldes de Alepo y una ofensiva devastadora, el régimen retomó el control total de la segunda ciudad del país. Desde entonces, si bien la violencia ha atenuado un poco en comparación con los meses anteriores, la guerra continúa y no hay visos de solución.

Datos

  • Según las cifras publicadas por el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, de los 321,358 fallecidos, 96,073 son civiles. De ellos, 17,411 son menores y 10,847, mujeres.
  • Al menos dos millones de personas han resultado heridas en estos seis años de contienda y se han originado 12 millones de refugiados y desplazados internos.

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