Redacción PERÚ21

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Totalmente pasivos, inmóviles, mudos, incapaces de comer y beber, incontinentes y sin reacción alguna a estímulos físicos o dolor. Estos son los síntomas que se detectaron en 60 niños refugiados solo en 2016 y que dan lugar a un diagnóstico único en Suecia.

Conocido como 'síndrome de resignación', quienes lo padecen entran es ese estado después de conocer que sus familias van a ser deportadas de manera inminente, cuenta

El 'uppgivenhetssyndrom' es un trance parecido al coma que puede alargarse en el tiempo meses o años. La revista médica Acta Pediatrica recoge que los diagnosticados con este síndrome llegan a tal estado que tienen que ser incluso alimentados mediante sondas.

Aunque ninguno de los niños ha reaccionado a tratamientos con los que sí se ha logrado algún tipo de respuesta entre pacientes en coma, otras pruebas han demostrado que no hay daño cerebral en los examinados.

Los médicos aún no pudieron desarrollar una investigación en base a los casos que se presentaron (Getty Images)
Los médicos aún no pudieron desarrollar una investigación en base a los casos que se presentaron (Getty Images)

Las autoridades buscan una explicación a un estado del que hay registros desde principios de siglo y que se asemeja, según publica , a un fenómeno ocurrido en los campos de concentración nazis cuando los detenidos perdían las ganas de vivir, algo que pasaría a los niños refugiados que caen en la desesperanza tras la noticia de la deportación.

La explicación médica manejada señala que el 'uppgivenhetssyndrom' se apoya en la inseguridad que genera en estos niños el hecho de tener que adaptarse a otra realidad social diferente.

Ya se sabe que el estado anímico puede afectar a la salud. Existen incluso estudios que muestran mayor probabilidad de fallecer tras perder a un ser querido, lo que siempre se ha llamado "morir de pena", pero hasta ahora estaba ligado a adultos.

Hasta el momento, el síndrome se ha diagnosticado exclusivamente en menores refugiados en Suecia. En su mayoría provienen de países soviéticos o de la antigua Yugoslavia y de grupos minoritarios. La 'Junta sueca de Salud y Bienestar' ha asegurado que la única cura son los permisos de residencia.  

Meses después de que los papeles sean favorables para que la familia pueda quedarse en Suecia, es cuando los niños empiezan a dar señales de recuperación.

Pero esta opción tiene críticos, pues no permite un diagnóstico y, por tanto, hace más difícil llegar a encontrar respuestas. En niños que finalmente han sido deportados a sus países de origen, el 'síndrome de resignación' se ha prolongado en el tiempo.

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