Redacción PERÚ21

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Gracias a la aparición de restos fósiles, la ciencia nos ha dado una cercanía de como fueron en realidad los . Sin embargo, existen muchas funciones y partes de su anatomía que son un misterio para los científicos, como los dos agujeros que coronaban el cráneo del Tyrannosaurus rex.

A principios del siglo XX, algunos paleontólogos, como el estadounidense Henry Fairfield Osborn, señalaron que había una posibilidad de que ambas cavidades debían ser un sitio de sujeción de los músculos encargados del movimiento de la mandíbula.

Hoy, un nuevo estudio realizado por los científicos de la Universidades de Missouri, Ohio y Florida, ha resuelto que los dos agujeros podrían haber servido como termostato interno. El equipo de expertos, cuyo trabajo fue publicado en la plataforma The Anatomoical Record, analizó a especies actuales emparentadas con los ‘T.Rex’, como cocodrilos, lagartos y aves.

A mounted 5-Foot Tyrannosaurus Rex skull from the 2018 film Jurrasic World: Fallen Kingdom (estimate ??20 -30,000), during a preview of the forthcoming film and television memorabilia auction at the Prop Store head office near Rickmansworth. (Photo by Andrew Matthews/PA Images via Getty Images)
A mounted 5-Foot Tyrannosaurus Rex skull from the 2018 film Jurrasic World: Fallen Kingdom (estimate ??20 -30,000), during a preview of the forthcoming film and television memorabilia auction at the Prop Store head office near Rickmansworth. (Photo by Andrew Matthews/PA Images via Getty Images)

SIMILITUD CON COCODRILOS

Lo primero que hicieron fue analizar los orificios ubicados en la cabeza de varias de estas especies, finalmente concluyeron que los más parecidos eran los de los cocodrilos y caimanes. El paque zoologico St Augustine Alligator Farm (Florida) prestó a sus especies para hacer la investigación correspondiente.

Los científicos colocaron cámaras térmicas para comprobar la evolución de las temperaturas en las fenestras de los caimanes. Estos animales son ectotermos, lo cual significa que la temperatura de su cuerpo puede variar en respuesta del medio que les rodea, por lo que podría ser que los orificios tuviesen algo que ver.

De este modo, los expertos comprobaron que cuando la temperatura disminuía, la zona de su cráneo se iluminaba, mostrado un aumento de la temperatura que compensaba el clima exterior. Todo lo contrario cuando hacía más calor, las ‘luces’ de su cráneo se apagaban, pues sus orificios del cráneo comenzaron a enfriarse.

La duda estaría mejor resuelta ahora, pues se descubrió que esta clase de dinosaurios tendría algo en común con los ectotérmos, ya que su fenestra dorsotempora podría haberles servido para calentar o enfriar la sangre.