Mundo 2015: La historia escrita con esperanza y dolor. (USI)
Mundo 2015: La historia escrita con esperanza y dolor. (USI)

Redacción PERÚ21

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La historia internacional del 2015 destacó momentos claves de unión como el acercamiento entre Raúl Castro y Barack Obama, pero también dejó huella los momentos de dolor que vivió París tras los atentados terroristas. Aquí te recordamos los tres hechos que remecieron el mundo.

CUBA Y EE.UU. ESTRECHAN INTENCIONES DE CAMBIOHan sido necesarias más de cinco décadas para poner el verdadero punto final a la Guerra Fría. Este año, Estados Unidos y la Cuba de Raúl Castro restablecieron las relaciones diplomáticas luego de estar en conflicto político desde los años 60.

En julio se reabrieron las embajadas de los dos países en sus respectivas capitales, Washington y La Habana, hecho que marcó oficialmente la normalización de los vínculos entre ambas naciones. El acercamiento se fue allanando, en gran parte, gracias a la mediación del papa Francisco.

"No se habría hablado de esto con Juan Pablo II, ni mucho menos con Benedicto; el primero porque era un anticomunista casi visceral, y el segundo porque estaba un poco distante de las represiones ideológicas", argumenta Juan Velit, analista internacional. Este añade que la voluntad política de los gobernantes de ambas naciones, Barack Obama y Raúl Castro, y el establecimiento del nuevo mapa geopolítico del mundo también han contribuido en igual medida al desenlace.

El país liderado por Castro sufre un embargo comercial, económico y financiero de la potencia americana desde 1961 –como respuesta a las expropiaciones por parte del Gobierno cubano de propiedades estadounidenses en la isla tras la revolución–, pasando a ser casi total dos años después. Pese al restablecimiento diplomático, Estados Unidos aún se resiste a levantar la sanción.

Velit indica que puede deberse a que sectores republicanos se resisten a que las relaciones se estabilicen porque "Cuba no ha dado hasta ahora alguna señal que indique que aplicará una democracia más moderna o que evitará la represión de los luchadores de los derechos humanos o de los opositores; y debería hacerlo". Las elecciones presidenciales de Estados Unidos podrían afectar la conciliación, no tanto por los demócratas, sino por el Partido Republicano. "Lo que sucedería con Donald Trump o Marco Rubio es una incógnita", advierte el internacionalista.

EL ESTADO ISLÁMICO GOLPEA A EUROPALa luz radiante de París se volvió tenue un anochecer otoñal cualquiera. El 13 de noviembre, una nube de terrorismo ilógico e irracional descargó su atroz disconformidad sobre la ciudad. El Estado Islámico (EI), apoderándose del nombre de Alá y malbaratando la religión musulmana, les arrebató el habla a 132 personas para siempre. Ese día, el grupo yihadista se acabó de consolidar como la figura diabólica universal.

Varios puntos de la capital fueron atacados, como la sala de conciertos Bataclan, que fue testigo de la mayoría de asesinatos. El presidente François Hollande declaró inmediatamente el estado de emergencia en el país, cerró las fronteras y desplegó a los militares; además, declaró la guerra al EI. Dos días después de los ataques, Francia intensificó sus bombardeos en Siria para combatir al grupo fundamentalista, y el mandatario inició una gira para pedir ayuda a sus aliados en la lucha contra los yihadistas. Londres aprobó iniciar ataques aéreos en territorio sirio, Alemania el envío de 1,200 soldados y Rusia accedió a cooperar junto con EE.UU. para eliminar al "enemigo común".

Pero para vencer al EI no bastan los bombardeos, sino que tiene que haber un ataque terrestre coordinado a mediano y largo plazo, según el internacionalista Carlos Novoa. Desde la matanza parisina, convive entre la ciudadanía occidental un sentimiento de guerra; incluso hay voces que hablan de una inminente tercera guerra mundial. "Podría darse una sensación de contienda mundial, pero sería más una sensación que una práctica", argumenta el analista.

No obstante, Novoa afirma que, si a corto plazo hubiera un atentado en una gran ciudad occidental de similar envergadura a lo ocurrido en París, habría una ola de pánico que tal vez motivaría a la opinión pública a exigir represalias. "En Europa las distancias son tan cortas que lo que pasa en un sitio va a tener una gran repercusión en el otro", sostiene, no sin antes valorar que "los franceses tienen algo, y es que no se han dejado maniatar. Han seguido su vida de manera normal y eso ayuda a bajar las tensiones".

EL KIRCHNERISMO Y EL CHAVISMO SE HUNDEN DEMOCRÁTICAMENTEMauricio Macri es el nuevo presidente de Argentina. Luego de 12 años de apellido Kirchner bajo el techo de la Casa Rosada, el conservador le ganó el pulso en un balotaje –por primera vez en la historia del país– a un minimizado Daniel Scioli, consiguiendo así no solo cambiar el rumbo de la izquierda argentina, sino también generar un efecto de propago en la región. Dos semanas después de la debacle kirchnerista, la oposición venezolana obtuvo de forma legítima la llave de la Asamblea Nacional, dejando atónito a un chavismo que cumplía 17 años en el poder.

"Estamos frente a un desgaste de lo que ha sido la propuesta progresista aparecida en la región a finales de los 90 como crítica al neoliberalismo", explica el internacionalista Óscar Vidarte, debido a un contexto de crisis económica y de crítica a un modelo de izquierda que, pese a que ha logrado cambios, no necesariamente es sostenible.

El analista alerta que va a haber una reacción argentina y venezolana al resultado de sus respectivas elecciones, acorde con cada caso. "Macri tiene mayor posibilidad de ejercer su capacidad política que la oposición en la Asamblea Nacional venezolana, porque el chavismo aún tiene el control de los principales poderes públicos", explica.

Además, considera que este hecho no es una situación aislada que afecte a Argentina y Venezuela, sino que puede reproducirse en otros países latinoamericanos. Por ejemplo, en Bolivia o Ecuador. Vidarte se muestra convencido cuando afirma que ambos países sufrirán el embate de la derecha, a la par que son conscientes de que la región está cambiando la dinámica de poder, por lo que deben acomodarse a los nuevos tiempos.

Por su parte, la lideresa brasileña, Dilma Rousseff, tiene a la oposición en contra, y está al borde de sufrir un proceso de destitución demandado por esta oposición persistente en ese objetivo. A esa situación se le debe sumar la gran pérdida de popularidad que sufre la presidenta debido a la crisis económica que ahoga a Brasil. Ambos hechos podrían generar la necesidad de un giro en el país más grande de Latinoamérica.

Por Marta Gambín (marta.gambin@peru21.com)

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