Redacción PERÚ21

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La historia de 12 niños y su entrenador de fútbol que quedaron atrapados en la cueva Tham Luang de durante 17 días, en junio del 2018, tuvo en vilo al mundo. Y, según conocimos, los 'Jabalíes Salvajes' tuvieron que bucear con ayuda de profesionales del buceo para salir de ella.

Sin embargo, este relato no habría sido cierto. El británico Liam Cochrane compartió en su libro "The Cave" (La Cueva) cómo fue el rescate de los niños futbolistas.  

De acuerdo al escritor, cuando los niños fueron encontrados por los rescatistas ya llevaban 10 días sin comida, sin agua y en la oscuridad absoluta. Los niveles de oxígeno en la cueva bajaban rápidamente. Era una carrera contra el reloj. Solo había una solución: sacar a los niños. Pero no era una tarea sencilla.

"Si buceamos ahora, algunos podrían morir; pero si no buceamos, todos morirán y solo vamos a recoger 13 cuerpos", les dijo un experto a los que dirigían el rescate.

IMPOSIBLE APRENDER A BUCEAR

El problema era cómo hacerlo porque los rescatistas que habían estado con los niños sabían que era imposible que aprendan a bucear en corto tiempo y logren atravesar los estrechos túneles con casi nula visibilidad.

Es así que optaron por sedarlos, ponerles máscaras de oxígeno selladas con silicona y dejar que buzos expertos se encarguen de la salida.

Según el libro, para la complicada misión se llamó a dos buceadores australianos de gran experiencia, el doctor Richard Harris, un anestesiólogo conocido como el Dr. Harry, y su amigo y compañero de buceo Craig Challen, un veterano retirado.

A pesar de su gran experiencia, pidieron al Gobierno Tailandés inmunidad diplomática por si algo salía mal, ya que no confiaban en que el plan funcionaría.

Para tranquilizar a los padres, se les dijo que a los padres de los 12 niños tailandeses que se les iba a enseñar a bucear. Los medios de comunicación informaron que cada uno de los menores estaría atado a una manguera de aire y nadaría con un buzo de rescate adelante y otro detrás. No era cierto.

Los 12 niños miembros de un equipo de fútbol y su entrenador atrapados en una cueva inundada en Tailandia desde hace más de nueve días fueron "hallados sanos y salvos". (Foto: EFE)
Los 12 niños miembros de un equipo de fútbol y su entrenador atrapados en una cueva inundada en Tailandia desde hace más de nueve días fueron "hallados sanos y salvos". (Foto: EFE)

El Dr. Harry decidió sedar a los niños con una combinación de tres drogas: Xanax, para aliviar el miedo; ketamina, para dormirlos, y atropina, para reducir la saliva en su boca, con la cual podrían ahogarse. También, los buzos los esposaron para asegurarse de que si se despertaban no intentaran arrancarse la mascarilla, poniendo en peligro sus vidas y la de su socorrista.

Ek, el entrenador, decidió quiénes serían los primeros cuatro en salir. Así que nombró a Note, Tern, Nick y Night, porque sus casas era las más alejadas de la cueva. 

De esta manera, el primero en irse del lugar fue Note. Luego de sedarlo y asegurarse que respire con normalidad, el buzo británico Jason Mallinson se sumergió junto a él. Comenzó a nadar hasta la siguiente cámara, donde Craig Challen los esperaba para hacerle un control médico en tierra firme.

Luego se volvió a sumergir para superar el pasaje más estrecho. Llegaron a la sexta cámara. Allí, otros dos buceadores los esperaban. Note pasó los controles médicos y volvieron a sumergirse. Llegaron al centro de comando, lo cargaron en una camilla de rescate especial para que pudiera deslizarse fácilmente sobre la roca hasta llegar a la salida. Estaba a salvo. Solo faltan los 11 niños y su entrenador.

Todo iba bien hasta que Night reaccionó mal a los sedantes y tuvo que pasar media hora antes de que se recuperara. Pero también logró salir. El primer día de rescate del 8 de julio había sido un éxito.

Al día siguiente, otros cuatro niños fueron llevados a la superficie con éxito, aunque uno comenzó a despertarse cuando Jason Mallinson lo estaba llevando a través de un pasaje parcialmente inundado, y el buzo tuvo que inyectarle otra dosis de sedante mientras controlaba al niño en el agua.

En el tercer día aumentaba el agua, la lluvia y la preocupación de los buzos. Aún quedaban 5 personas en la cueva. El entrenador Ek fue el primero en salir del último grupo. El siguiente fue Tee, que quedó enganchado con un cable en el túnel. Titán, el niño más joven y el segundo más pequeño, fue el siguiente, seguido de Pong.

El último en salir fue Mark, el más pequeño. El problema era que no había máscaras lo suficientemente pequeñas para ajustarlas a su rostro. Una que podría funcionar había sido encontrada a último momento durante la noche y llevada a la cueva. Logró salir a salvo. El mundo celebró el rescate de estos niños futbolistas.

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