El rey Carlos III de Gran Bretaña camina detrás del ataúd de la reina Isabel II, adornada con un estandarte real y la corona del estado imperial, durante una procesión desde el Palacio de Buckingham hasta el Palacio de Westminster. (MARCO BERTORELLO / AFP).
El rey Carlos III de Gran Bretaña camina detrás del ataúd de la reina Isabel II, adornada con un estandarte real y la corona del estado imperial, durante una procesión desde el Palacio de Buckingham hasta el Palacio de Westminster. (MARCO BERTORELLO / AFP).

El recientemente proclamado rey Carlos III, desde siempre uno de los miembros menos apreciados de la familia real en el Reino Unido, se ha vuelto bastante popular tras una semana de su coronación, luego de la muerte de su madre Isabel II. Sin embargo, debido a una serie de incidentes, su reputación, que subió como la espuma, podría verse amenazada por su actuar intempestivo y algo anticuado.

A pesar de que un sondeo de YouGov, publicado el martes y recogido por la agencia AFP, mostrara que un 60% de los británicos cree que el monarca de 73 años hará un buen trabajo, los medios no dejaron pasar los distintos traspiés del nuevo jefe de estado y desnudaron situaciones, enojos y despidos masivos tras su ascenso al trono británico.

Carlos III le exigió a Harry no llevar a Meghan a Balmoral

El día de la muerte de la reina Isabel II, mientras Carlos III se dirigía al castillo de Balmoral, donde la entonces monarca pasaba sus últimas horas, le dijo a su segundo hijo, Harry, que no era correcto que Meghan estuviera con ellos en un momento tan íntimo para la familia, según recoge .

“Se le indicó que Kate no iría y que las plazas realmente deberían limitarse a la familia más cercana. Le dejó muy claro que no era bienvenida”, según una fuente cercana del Palacio de Buckingham.

Hasta la residencia privada de la reina llegaron primero Carlos y Ana, sus hijos mayores, quienes estuvieron presentes cuando Isabel II falleció. Luego llegaron William en compañía de su tío, Eduardo y la esposa de éste, Sofía de Wessex.

Minutos después aterrizaron en el lugar el Andrés, Duque de York, y Harry.

Este último fue el primero en abandonar Balmoral, muy afectado por la muerte de su abuela, con quien era muy cercano.

El príncipe Harry y Meghan, duquesa de Sussex de Gran Bretaña, en la larga caminata en el castillo de Windsor el 10 de septiembre de 2022. (Foto de Kirsty O'Connor / AFP).
El príncipe Harry y Meghan, duquesa de Sussex de Gran Bretaña, en la larga caminata en el castillo de Windsor el 10 de septiembre de 2022. (Foto de Kirsty O'Connor / AFP).

Cientos de despidos en Clarence House

Clarence House, la antigua residencia de Carlos III cuando era príncipe de Gales, ha sido el escenario de cientos de despidos, según confirmó un portavoz a la agencia EFE esta semana. La decisión fue comunicada a los empleados tras el ascenso al trono del nuevo monarca.

Decenas de miembros del personal de Clarence House recibieron ya su carta de despido, según el diario The Guardian. Un centenar de personas trabajaban en la residencia del antiguo príncipe, algunos desde hace décadas.

Los servicios del rey y de la reina consorte Camila se trasladarán al Palacio de Buckingham, residencia oficial de los monarcas en Londres.

“Nuestro personal ha prestado un largo y leal servicio y, aunque algunos despidos son inevitables, trabajamos de urgencia para identificar funciones alternativas para el mayor número de empleados”, indicó Clarence House a AFP.

Todos los empleados despedidos recibirán indemnizaciones “mejoradas” y la medida entrará en vigor no antes de tres meses, según fuentes reales.

El gesto déspota del rey Carlos III

En a penas una semana desde su ascenso al trono, el monarca ha mostrado, al menos dos veces, su enfado en público. Episodios que se difundieron rápidamente en las redes sociales por su sorpresivo temperamento.

La semana pasada, durante el acto de su proclamación, cuando se disponía a firmar ante el Gobierno británico como jefe de Estado, el rey hizo un gesto y una mueca inoportuna para que los empleados le retiraran un portaplumas que ocupaba lugar en el centro de la mesa.

Sentado en el escritorio, Carlos miró a uno de los hombres en el lugar y agitó una de sus manos para que le despejaran el lugar y pudiera así avanzar en la firma, protocolo dispuesto de manera puntillosa.

Criado desde la cuna con ayudantes a su alrededor, el rey tiene algunas obsesiones en sus rutinas y no está acostumbrado a las tareas mínimas.

Y así quedó demostrado en el documental “Serving the Royals: Inside the Firm”, cuando el exmayordomo de la Princesa Diana, Paul Burrell, reveló algunos pasajes de su vida.

“Su pijama se plancha todas las mañanas, los cordones de sus zapatos se aplanan con una plancha, el tapón del baño debe estar en cierta posición y la temperatura del agua debe ser tibia en una bañera llena solo hasta la mitad”, reveló Burrell.

Su nuevo enfado tras mancharse con tinta

A Carlos III se le ha visto en diversos lugares cumpliendo todos los actos protocolares, que van desde homenajes a su madre hasta su proclamación como rey oficial de todo el territorio británico.

El último martes no fue la excepción, luego de efectuar su primer viaje a Irlanda del Norte, donde, además de darse un baño de popularidad, paseó con la reina consorte, Camila, por la enorme alfombra de ramos de flores y dedicatorias que se extendía ante las puertas del castillo de Hillsborough, su nueva residencia oficial en la región.

Es en este espacio, es precisamente, donde el hijo mayor de la fallecida Isabel II ha vuelto a ser noticia tras reaccionar con furia al mancharse las manos con tinta del bolígrafo. Todo quedó registrado en un video que ya es tendencia en redes sociales de todo el mundo.

Carlos III vivió un momento incómodo cuando se disponía a firmar el libro de visitas del mencionado castillo. Tal como muestra el clip, primero se confunde con la fecha, por lo que se inquietó al no poder rectificarlo: “¡Ay, Dios, puse la fecha equivocada!”, exclamó.

Después de realizar su firma, se manchó de tinta la mano y, sin reparos, expresó lo mucho que le molestó este hecho. “¡No puedo soportar esta maldita cosa! Es un momento apestoso”, dice visiblemente enfadado.