Minka Disbrow añoraba con encontrar a su hija antes de morir. (AP)
Minka Disbrow añoraba con encontrar a su hija antes de morir. (AP)

Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Durante la mayor parte de sus 100 años de edad, Minka Disbrow trató de averiguar qué ocurrió con su preciosa bebé que entregó en adopción después de haber sido violada cuando era adolescente.

La mujer se quedó con una fotografía en blanco y negro de la niña envuelta en sábanas y recostada dentro de un cesto. Fue la última vez que la vio, hasta que el teléfono sonó en su apartamento de en 2006 con la voz de un hombre de y una historia que ella solo había soñado.

A mediados de ese año, su sueño se hizo realidad. La hija biológica de Disbrow, Ruth Lee, entonces de 77 años, la rastreó para saber más de la historia clínica de su familia después de sufrir problemas cardiacos.

Sorprendida de encontrarla después de tanto tiempo, Lee y su hijo Brian Lee viajaron al sur de California para ver a Disbrow. Las familias han estado en contacto desde entonces. La anciana de 100 años dice que fue como si nunca se hubiera separado de su hija.

LA VIOLACIÓN. En un día de verano de 1928 mientras estaba de día de campo con otras amigas de su clase de costura, Disbrow y su amiga Elizabeth fueron atacadas sexualmente por tres hombres cuando fueron a dar un paseo.

"No sabíamos qué hacer. No sabíamos qué decir. Así que regresamos, nada se dijo", recordó Disbrow.

Los meses pasaron. Su cuerpo empezó a experimentar cambios. Disbrow, quien creía que los bebés eran traídos por la cigüeña, no sabía lo que estaba sucediendo.Su madre y padrastro la enviaron a un hogar luterano para menores embarazadas.

A sus 17 años dio a luz a una rubia bebé con un pronunciado hoyuelo en su mentón. En su corazón, Disbrow deseaba quedársela. Pero su cabeza y su madre le seguían diciendo que no podría llevar a su hija a la granja.

Ruth Lee fue criada por un pastor noruego y su esposa. Posteriormente se casó y tuvo seis hijos. Durante toda su vida supo que era adoptada y creció siendo una niña feliz. No fue hasta que había cumplido más de 70 años cuando empezó a buscar a sus padres biológicos.