Los recientes atentados terroristas en Barcelona causaron indignación en el mundo entero, pero particularmente en los ciudadanos españoles, quienes también se quejaban de ver videos aficionados de testigos que optaron por grabar en vez de prestar ayuda a los heridos.
Esta situación no es nueva, se ha repetido en un sin número de eventos trágicos alrededor del mundo, y muchos de los protagonistas horas después se sienten afectados. Esto se llama el 'efecto espectador' o 'bystander effect', informa Hipertextual.
Existen numerosos experimentos realizados a lo largo de las últimas décadas que tratan de esclarecer esta situación psicológica, el mecanismo que provoca que las personas permanezcan impasibles, sin ofrecer o ayudar a una víctima ante un problema.
Los doctores en psicología John M. Darley y Bibb Latané demostraron en su laboratorio que cuanta más gente hay, más tardan las personas en hacer algo por socorrer a la víctima. Lo cierto es que ese modus operandi es una reacción natural.
Existen varios factores que explican este efecto que abarcan la ambigüedad y las consecuencias de la situación, la comprensión del medio en el que ocurre la tragedia, el contexto social, la cohesión grupal y la difusión de la responsabilidad.
La difusión de la responsabilidad es uno de los factores principales. Cuando ocurre una emergencia, el grupo espera que otro miembro actúe, generalmente esa responsabilidad se delega en un cuerpo oficial que tome el asunto y sus consecuencias por voluntad propia.
Otro aspecto es la anulación del altruismo de grupo, que ocurre cuando existen mayores similaridades entre la víctima y los espectadores. Sin embargo, eso no quiere decir que los espectadores no estén preocupados o dispuestos a actuar, solo que la situación se ha impuesto y los ha desarmado psicológicamente.
Este efecto se ha intensificado con la aparición de las redes sociales y las nuevas tecnologías. Ahora es casi seguro que todos tengan un celular con cámara en el bolsillo, el que se usará para registrar y guardar el momento de forma tan instintiva que los movimientos son automáticos.