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"No quiero morir": el último escrito del estadounidense que fue asesinado a flechazos por aborígenes

La policía dijo que Chau estaba al tanto de que los aborígenes resistían todo contacto con desconocidos y que les disparan flechas y lanzas a los helicópteros y a todo el que pase por allí.

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"No quiero morir": el último escrito del estadounidense que fue asesinado a flechazos por aborígenes. (Instagram: John Allen Chau)
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"No quiero morir": el último escrito del estadounidense que fue asesinado a flechazos por aborígenes. (Instagram: John Allen Chau)
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"No quiero morir": el último escrito del estadounidense que fue asesinado a flechazos por aborígenes. (Instagram: John Allen Chau)
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"No quiero morir": el último escrito del estadounidense que fue asesinado a flechazos por aborígenes. (Instagram: John Allen Chau)
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"No quiero morir": el último escrito del estadounidense que fue asesinado a flechazos por aborígenes. (Instagram: John Allen Chau)
Fecha Actualización
John Allen Chau, el joven estadounidense que fue asesinado a flechazos mientras remaba con su kayak hacia una remota isla india del océano Índico y cuyos habitantes resisten el contacto con el mundo exterior desde hace miles de años, creía que Dios lo ayudaba a evadir a las autoridades que se encontraban cerca y resguardan el archipiélago para que las personas no se acerquen.
“Dios me cobija y me protege de la guardia costera y de la Armada”, escribió John Allen Chau antes de su muerte la semana pasada en la isla de North Sentinel.
Barcos de la India vigilan las aguas alrededor de la isla para asegurarse de que nadie desembarque allí, dado que sus habitantes han dejado bien claro que no quieren ver gente de afuera.
Cuando un muchacho trató de darle un flechazo en su primer día en la isla, Chau nadó de regreso al barco pesquero que lo estaba esperando. La flecha, escribió, se clavó en su Biblia.
“¿Por qué me tenía que disparar un niño?”, preguntó en sus notas, que quedaron con los pescadores cuando regresó nadando a la isla al día siguiente. “Su voz chillona todavía me retumba en la cabeza”.
La policía dijo que Chau estaba al tanto de que los sentineleses resistían todo contacto con desconocidos y que les disparan flechas y lanzas a los helicópteros y a todo el que pase por allí. Las notas dejan en claro que Chau sabía que corría peligro de muerte.
“NO QUIERO MORIR”, escribió Chau, quien aparentemente quería llevar el cristianismo a los isleños. “Sería sabio seguir mi camino y dejar que otro continúe. No, no lo creo”.
Las autoridades están buscando maneras de recuperar el cadáver de Chau, quien murió la semana pasada, aparentemente al recibir flechazos de los isleños, quienes lo habrían enterrado en la playa.
Ni siquiera las autoridades indias incursionan en la isla, cuyos habitantes viven como lo hacían sus ancestros hace miles de años.
La policía está consultando con antropólogos, expertos en la vida tribal y académicos para tratar de determinar la mejor manera de recuperar el cadáver, indicó el jueves el director general de la policía de las islas de Andaman y Nicobar, entre las que figura North Sentinel.
Se sabe que Chau le pagó a pescadores la semana pasada para que lo acercasen a la isla, a la que llegó en kayak, llevando consigo algunos regalos, incluidos una pelota de fútbol y pescados.
Los académicos saben poco acerca de la isla, de su estilo de vida y de su lenguaje. En las Andaman hubo alguna vez poblaciones parecidas que llegaron de África y del sudeste asiático y se radicaron en esta cadena de islas. Pero son cada vez menos como consecuencia de enfermedades, los casamientos con gente de afuera y la emigración.
Chau calculó que había unas 250 personas en la isla, que viven de a diez por choza.
“El lenguaje de la tribu tiene muchos sonidos agudos”, escribió.
No está claro qué sucedió cuando Chau regresó nadando a la isla. Pero en la mañana del día siguiente los pescadores vieron que algunos indígenas arrastraban el cuerpo de Chau por la playa y lo enterraban.
Siete personas fueron arrestadas por ayudar a Chau, incluidos cinco pescadores, un amigo y un guía turístico, según la policía.
En una cuenta de Instagram, la familia de Chau dijo que perdonaba a quienes lo mataron.
Las autoridades dicen que Chau llegó a la zona el 16 de octubre y se quedó en otra isla, preparando su viaje a la North Sentinel. No era la primera vez que recorría la zona. Ya había estado en las islas Andaman en el 2015 y el 2016.
Con la ayuda de un amigo, Chau le pagó 325 dólares a los pescadores para que lo llevasen allí, de acuerdo con el jefe policial Pathak.
Cuando los pescadores se dieron cuenta de que habían matado a Chau, se fueron a Port Blair, capital de esa cadena de islas, donde le dieron la noticia al amigo de Chau, quien informó a su vez a su familia, según Pathak.
La policía sobrevoló la isla el martes y al día siguiente elementos de la policía y de los guardabosques la visitaron en un barco de la guardia costera. No está claro si regresaron desde entonces.
Sus amigos describen a Chau como un fervoroso cristiano.
AP
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