El gusto por las cosas simples parece no haber cambiado para Meghan de Sussex y Catalina de Cambridge. Pese a que ahora pueden disfrutar de costosos regalos, prefieren los detalles sencillos. Sin duda, todo un reto para Enrique de Sussex y Guillermo de Cambridge, que cada Día de San Valentín tiene que ingeniárselas para sorprender a sus respectivas esposas.
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Durante su época de soltera, Meghan reveló sus regalos favoritos para el Día de San Valentín. La duquesa de Sussex aseguró en su ahora desaparecido blog The Tig, que una buena pijama personalizada, un libro de citas de amor, un perfume Jo Malone y hasta un cojín con un romántico emblema, son el regalo perfecto.
Pero siempre queda una opción un poco más suntuosa como una discreta cadena con las iniciales de sus hijos (como la que usó en el 2016 con la “M” y la “H”, de la marca Right Hand Gal) o un sencillo juego de velas con olor a rosas, que le recuerden al día de su boda también la hará más que feliz.
El próximo 14 de febrero Catalina de Cambridge celebrará el Día de San Valentín número 11 como pareja del príncipe Guillermo de Cambridge, y aunque es muy probable que tienen algo romántico planeado, no todos las veces han sido así.
Durante su primer día del amor y la amistad como esposos, los duque de Cambridge tuvieron que celebrarlo por separado, ya que el príncipe Guillermo se vio obligado a cumplir con su deber militar tras haber sido desplegado como efectivo en las Islas Malvinas, según la revista My London.
Pero las más de 13 mil kilómetros de distancia no fueron obstáculo para que el príncipe le enviara detalles a la princesa. Ese día del 2012, Catalina confirmó que Guillermo le había hecho llegar unas flores y una tarjeta. “Está en las Malvinas pero me envió una postal esta mañana”, reveló la princesa.
Según expertos de la realeza, Guillermo es un romántico, por lo que siempre se asegura que Catalina se sienta especial el Día de San Valentín. Los pequeños detalles sobran y bastan para la futura reina, pero las joyas de uso diario parecen ser sus favoritas, como la argolla en oro blanco de la marca Annoushka, que lleva en sus manos casi todos los días.