Redacción PERÚ21

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Asunción. Asunción comienza este sábado a recuperarse del caos desatado por la fuerte tormenta que golpeó el viernes la capital de Paraguay, que quedó prácticamente inundada y sin luz durante varias horas, la deteriorada imagen de una urbe que en pleno siglo XXI no se ha dotado de un efectivo sistema de desagüe fluvial.

Aguas arrastrando vehículos y basura, conductores atrapados y rescatados por el cuerpo de bomberos, caños reventados y convertidos en potentes surtidores y tramos de pavimento levantados por las riadas son parte de la fotografía que se apoderó de Asunción la tarde del viernes.

Con la gravedad de que fue en hora punta y con el tráfico en su apogeo.

Los raudales se extendieron por las arterias más transitadas de la ciudad, como la Avenida Mariscal López o la ruta que conduce al aeropuerto y en la que se ubica el área corporativa y de oficinas empresariales.

El agua fue inclemente también con algunos centros comerciales y sedes institucionales, como las de los ministerios de Interior y de Cultura, así como con el servicio eléctrico de la ciudad, que esta mañana comenzó a ser operativo en algunas zonas.

De hecho, el temporal dejó fuera de servicio a 53 líneas de la estatal eléctrica ANDE, dejando sin luz a gran parte de la capital y otras ciudades del área metropolitana.

Las aguas también se ensañaron con los miles de desplazados que viven en refugios habilitados en Asunción debido a la crecida del río Paraguay.

Hay alrededor de 12.000 familias desplazadas por esa crecida y ubicadas en algo más de un centenar de refugios, si bien muchas siguen instaladas en el centro histórico y en casetas de chapa y madera construidas por ellos.

Sin embargo, esta vez el causante de la caótica situación no fue el río, pese a que su nivel roza los siete metros, sino una tormenta que en unos pocos minutos arrojó hasta 95 milímetros de agua, según el servicio de meteorología.

Muchos ciudadanos usaron las redes sociales para mostrar su indignación ante el rendimiento de la Municipalidad en estos casos y en concreto el del intendente, Mario Ferreiro, un periodista que llegó al cargo sin experiencia en el servicio público.

Se ha criticado además la nula inversión realizada durante su mandato, que finaliza el próximo año, en un sistema de desagüe pluvial para combatir con efectividad este tipo de contingencias que empañan la imagen de toda una capital de país.

Ferreiro ofreció una rueda de prensa en la que indicó que solo el 22% de la ciudad tiene esa cobertura, aunque hizo hincapié en que Asunción es presa de los arroyos de los municipios vecinos, que con las lluvias inundan la capital.

Asimismo subrayó que esos desagües están taponados por cantidades ingentes de basura, otro de los problemas de Asunción, con su servicio municipal de recogida de escasa eficiencia y una ciudadanía con escasa conciencia cívica.

El intendente también lanzó la idea de que el presidente del país, Mario Abdo Benítez, declare una emergencia nacional que implique más recursos para afrontar los daños causados por las lluvias.

Y es que las precipitaciones también están desnudando las falencias en infraestructuras del país, con decenas de miles de afectados en el Chaco paraguayo (norte).

En el chaqueño departamento de Presidente Hayes hay unas 25.000 personas afectadas, entre ellas varias comunidades indígenas, que esta semana denunciaron que las aguas que anegan las rutas y caminos impiden su acceso a las escuelas y centros de salud.

Y en Pilar (sur), frontera con Argentina, el 80% de la ciudad se encuentra inundada debido a las lluvias que han engordado el caudal del río Paraguay.

El Gobierno ha reaccionado con el envío a esas zonas de camiones con toneladas de alimentos, carpas, frazadas, colchones y bombas de agua para achicar el agua.

Medidas que se repiten cada año en época de lluvias en un país que es el segundo con mayor atraso en obras de infraestructura de Latinoamérica, solo por detrás de Haití.

Fuente: EFE

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