Redacción PERÚ21

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El , vestido con un poncho plástico para protegerse de las ráfagas de viento y de una fuerte lluvia, cumplió el sábado con su promesa de ofrecer consuelo a los sobrevivientes de un devastador tifón de 2013 en , pero una nueva tormenta lo forzó a abandonar la localidad más temprano que lo previsto.

El pontífice de la Iglesia Católica viajó a Tacloban, el lugar donde hace 14 meses el destruyó el área alrededor de la isla Leyte. El fenómeno provocó la muerte de al menos 6,300 personas, dejó sin hogar a un millón de filipinos y llevó a que cuatro millones fueran relocalizados.

El fuerte viento voló el solideo desde la cabeza del Papa y remeció su sotana blanca mientras bajaba del avión. Posteriormente, se puso un poncho amarillo de plástico semistransparente, el mismo que usan cientos de miles de personas en el área golpeada por la tormenta tropical Mekkhala, con ráfagas de hasta 130 kilómetros por hora.

En una misa cerca del aeropuerto, dejó a un lado su homilía preparada y entregó un emotivo mensaje de consuelo a los sobrevivientes, quienes lo oyeron de pie en medio de charcos de agua en campos llenos de lodo, y junto a carreteras.

Francisco dijo a los filipinos que había prometido realizar el viaje en noviembre de 2013, cuando vio reportes de la devastación causada por Haiyan.

"Sentí que tenía que estar aquí (…) Estoy aquí para estar con ustedes, quizá un poco tarde, tengo que decirlo, pero estoy aquí", comentó el Papa. Dijo que "respeta los sentimientos" de aquellos que sintieron que habían sido decepcionados por Dios debido al desastre, pero les imploró que avancen en su fe.

"Muchos de ustedes han preguntado al Señor, '¿Por qué?'. Y a muchos de ustedes el Señor les está respondiendo a sus corazones desde su corazón (…) tantos de ustedes lo han perdido todo. Yo no sé qué decirles, pero el Señor sabe qué decirles", agregó.

Casi 3,000 víctimas están enterradas en una fosa común de casi media hectárea en Tacloban. Cientos aún están desaparecidos.

La misa papal tuvo que ser apresurada y el resto del programa —una visita a una catedral cercana, un almuerzo con sobrevivientes y la bendición de un nuevo centro para los pobres— fue resumido de modo que pudiera partir cuatro horas antes debido a que las condiciones meteorológicas empeoraban.

En la catedral, se disculpó por irse antes de lo previsto. "Estoy triste por esto, verdaderamente triste", aseguró el papa Francisco.