El papa Francisco volvió a sorprender con su humildad. Esta vez, el Pontífice se apareció en el comedor del Vaticano, tomó una bandeja, hizo la cola, se sirvió su almuerzo y se sentó junto a los empleados.
El Papa se mostró muy entretenido conversando con los trabajadores de la Santa Sede, mientras compartían el almuerzo. Sin embargo, muchos de ellos no salían de su asombro.