Logró comunicarse con su familia a finales de febrero. (AFP)
Logró comunicarse con su familia a finales de febrero. (AFP)

Redacción PERÚ21

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Un paquistaní permaneció casi cinco años secuestrado por grupos islamistas, hasta que reapareció misteriosamente en marzo. Y este martes reveló todo lo que vivió a manos de sus captores.

Solo para empezar, recibió latigazos y fue enterrado vivo antes de lograr fugarse, de acuerdo con la agencia AFP.

Shahbaz Taseer, hijo del gobernador liberal de la provincia de Punjab Salman Taseer, quien fue asesinado por un extremista en 2011, fue secuestrado el 26 de agosto de ese año en Lahore, en el centro de .

Taseer fue hallado el 8 de marzo, y habló de los suplicios que le infligieron sus secuestradores, que se presentaron como islamistas uzbekos.

"Durante un año fui torturado, para que hicieran esos extravagantes videos hollywoodienses destinados a mi familia, con el fin de presionarlos a ellos y al gobierno", refirió a la CNN.

"Me hicieron cortes en la espalda con navajas, y me metieron sal en las heridas. Me cosieron la boca y me hicieron pasar hambre durante una semana. Me dispararon en la pierna, me cortaron carne de la espalda. Sangré durante siete días, y durante esos siete días no me dieron ninguna ayuda", añadió Shahbaz Taseer.

LA PACIENCIAPor si fuera poco, le arrancaron las uñas de las manos y de los pies. Taseer, con algo más de 30 años, describió su supervivencia como "una victoria personal", que logró debido a la paciencia y la esperanza de volver a ver a su familia.

"La gente, los amigos y la familia me dicen: eres muy valiente, volviste, fue heroico. Pero eso no son cosas que pueda decir de mí mismo. Lo que puedo decir es que aprendí a ser muy paciente", acotó.

Shahbaz Taseer contó también que tuvo suerte de sobrevivir a dos ataques de drones estadounidenses. Según su relato, sus captores querían cobrar dinero e intercambiarlo por 25 extremistas encarcelados. Nada de ello ocurrió, pero sí recibió la ayuda de un talibán para escapar de su cautiverio.

El joven cuenta que se escapó el 29 de febrero, en Afganistán, y caminó desde la provincia central de Uruzgán hasta Pakistán, donde finalmente pudo llamar a su madre desde un restaurante del sur del país el 8 de marzo.

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