La Organización de Estados Americanos (OEA) compartió la mañana de este 30 de julio un comunicado en el que confirma que en Venezuela se vivió un fraude ideado por el dictador Nicolás Maduro. El documento lo respalda con un extenso informe en el que argumenta y detalla todas las irregularidades que existieron en las elecciones de este país celebradas el pasado 28 de julio.
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Resalta que el pueblo venezolano debía de contar con las máximas garantías de libertad política para poder expresarse en las urnas, y proteger los derechos de los ciudadanos a ser elegidos. Sin embargo, señala que esto no se respetó pese a que la votación se desarrolló de manera ordenada. También se advierte que menos del 1% de los venezolanos en el exterior pudo votar en los comicios presidenciales.
El documento refiere que Elvis Eduardo Hidrobo Amoroso, presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE), realizó señalamientos a una de las candidaturas de oposición (de Edmundo González), acusándola, sin pruebas, de albergar planes de conspiración y de haber intentado evitar la realización de las elecciones.
Argumenta que "este tipo de afirmaciones por parte del más alto funcionario electoral, tanto el 28 de julio como en la etapa previa a la elección, se alejó de la dignidad que impone su cargo, denotó parcialidad y erosionó aún más la confianza de la ciudadanía en el órgano electoral, que por principio debe ser absolutamente neutral. Monitoreos electorales reportaron la presencia de 'puntos rojos', estaciones para el seguimiento y control de los votantes en distintos centros de votación, algunos claramente identificados con propaganda oficialista, lo que también fue denunciado por la ciudadanía a través de redes sociales".
"Al realizar el primer balance de la jornada, en horas de la mañana, la testigo principal de la PUD ante el CNE, Delsa Solórzano, denunció que en algunos centros de votación en el país 'no les han permitido [a los testigos] entrar al centro de votación. Esto es una situación que se ha ido reduciendo con el paso del tiempo pero es algo que sigue pasando'. También circularon en medios de comunicación y a través de las redes sociales, denuncias en torno a posibles escaneos de cédulas de identidad, mecanismo que no estaba previsto en la legislación ni en los instructivos", detalla el informe.
Entre las irregularidades presentadas durante estos comicios, se apunta que no se explica por qué el CNE demora en subir las actas o de alguna otra forma ponerlas a disposición de las fuerzas políticas y de los medios de comunicación, por ejemplo en dispositivos de almacenamiento externo.
La opacidad y el silencio de la autoridad electoral generan dudas legítimas sobre los resultados, que se acrecientan al ver que el CNE se apresuró a proclamar a Nicolás Maduro como candidato reelecto por “mayoría relativa de votos válidos” la misma tarde del 29 de julio, sin que los datos oficiales fueran propiamente divulgados ni se realizaran las auditorías que prevé el calendario electoral.
¿QUÉ CONCLUYE LA OEA?
Estas elecciones demostraron que se debe abandonar el mito de la excelencia del sistema electoral venezolano. No sólo se trata de un sistema que es manipulado por el gobierno actual, sino que además tiene vulnerabilidades claras que facilitan esa manipulación y permiten la opacidad que atenta contra un verdadero escrutinio del proceso.
Lo sucedido demuestra, una vez más, que el CNE, sus autoridades y el sistema electoral venezolano están parcializados y se encuentran al servicio del Poder Ejecutivo Nacional, y no de la ciudadanía. El régimen de Nicolás Maduro nuevamente ha traicionado al pueblo venezolano, declarando respetar la voluntad popular al tiempo que hace todo lo posible por manipular y desconocer esa voluntad. Así lo remarca la OEA.
Al cierre de la jornada electoral se evidenció, por lo tanto, un contraste: por un lado, un régimen que aseguró haber ganado los comicios pero que no brindó datos o evidencias que demostraran su victoria. Por otro lado, actas de escrutinio y procesos de verificación ciudadana difundidos por la sociedad civil en redes sociales, junto con cifras recabadas por los testigos electorales, que respaldaban el triunfo de la oposición.
Dado que no hay sustento público documental que respalde los datos anunciados por el CNE, y en cambio existe información de diversas fuentes que los contradicen, es el criterio técnico del Departamento para la Cooperación y Observación Electoral que los resultados oficiales no merecen confianza ni deberían recibir reconocimiento democrático.
Revisa el informe completo AQUÍ.
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