“Y la catedral no era solo su compañía, era su universo, era toda su naturaleza”. El escritor Victor Hugo narra así lo que significaba la para el jorobado Quasimodo en el libro Nuestra señora de París. Ayer, en medio de la tragedia de un feroz incendio, parte del mundo recordó esta frase entre lágrimas. El monumento más importante de la capital francesa –compañía y universo de millones de parisinos– se consumía en llamas.

El corazón de París
El horror se inició sobre las 6:50 de la tarde, cuando París se preparaba para descansar. El fuego, que empezó en la parte superior de la catedral construida entre 1163 y 1345, se expandió rápidamente, acabando con el ‘bosque’, un armazón de madera de 100 metros. Afuera, impávidos fieles rezaban el Ave María con la esperanza de que el terror acabe pronto. No fue así. De pronto, la aguja se desplomó junto a las esperanzas que guardaban los 500 bomberos de controlar el fuego pronto.

“El mundo está de duelo. Hemos perdido un símbolo de arte, arquitectura, fe y turismo, lo que podríamos considerar la cuna del arte gótico, que nace en Francia”, cuenta la historiadora peruana Cecilia Bákula, quien vivió en París por muchos años y visitó la catedral en más de 30 ocasiones.
“Es un golpe muy fuerte, es más que si se hubiese caído la Torre Eiffel”, sentenció la ex titular del INC, con la voz quebrada.

Personas rezando en el Pont aux Change, frente a la catedral. (AFP)
Personas rezando en el Pont aux Change, frente a la catedral. (AFP)

Será reconstruido

Luego de 6 horas de trabajo, los bomberos controlaron el fuego en la noche más triste de París en los últimos años. Se confirmó que no hubo heridos y que la corona de espinas y la túnica de San Luis, dos reliquias importantes, no sufrieron daño alguno, al igual que una imagen del Señor de los Milagros.

El presidente francés, Emmanuel Macron, ha indicado que harán lo imposible para reconstruir la catedral mientras diversos mandatarios le expresaron su solidaridad.

Más de 500 bomberos lucharon durante toda la noche contra las llamas que acabaron con al menos dos tercios de la cubierta y provocaron el desplome de la aguja del templo. (AFP/Reuters/Bllomberg)
Más de 500 bomberos lucharon durante toda la noche contra las llamas que acabaron con al menos dos tercios de la cubierta y provocaron el desplome de la aguja del templo. (AFP/Reuters/Bllomberg)

“Notre Dame es belleza en sí misma. Fue un gran salto para la humanidad poder hacer un techo que no sea redondo sino en forma de aguja. Expresa una sensibilidad especial”, comenta el periodista Fernando Carvallo, quien radicó por más de tres décadas en Francia y recuerda lo dicho hoy por el filósofo Bernard-Henri Lévy: “Notre dame tiene un valor incomparable para los que creen en el cielo, pero también para los que no”.

París amanece hoy con cielo gris. Ha perdido su corazón y tardará mucho en recuperar la sonrisa.

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