El presidente de Diálogo Interamericano, Michael Shifter, analiza qué hay detrás de las protestas en , las cuales durante una semana han movilizado a miles de personas en diferentes estados y han llevado al presidente a amenazar con sacar a los militares a las calles.

¿Qué está pasando en EE.UU.? ¿Por qué la muerte de George Floyd ha causado una ola tan grande de protestas?

Lo que está pasando ahora es una explosión, un gran estallido social producto del sistema discriminatorio racista que existe en el país. Es difícil negar que la discriminación racial existe en el sistema penal y en la cultura de EE.UU. Aunque a lo largo de los años hubo avances y logros, no han sido suficientes, pues hay estudios contundentes que revelan que aún hay diferencias enormes entre blancos y afroamericanos, en cuanto al tratamiento y el nivel de sospecha de la policía. En este contexto, el asesinato brutal de Floyd ha hecho que la frustración compartida que siente la gente se exprese en las calles.

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Trump ha responsabilizado por la violencia y los saqueos a un grupo de izquierda y al movimiento ANTIFA…

Las protestas en EE.UU., como en América Latina, surgen por el descontento de la población. La violencia y los saqueos no representan a la mayoría que tiene reclamos legítimos. Estas protestas tienen una identidad compartida, pero siempre hay gente que aprovecha la situación para avanzar en su causa. En este caso hay anarquistas que van de un estado a otro y aprovechan la oportunidad para generar caos para sus propios fines políticos. ANTIFA es un conjunto de grupos y redes bastante militantes contra movimientos de extrema derecha, con origen anarquista. Es un blanco muy fácil para Trump, pero no es representativo de la cantidad de gente que está en las calles.

¿Y quiénes son los que protestan en las calles?

Participan muchos blancos, no solo afroamericanos, y eso refleja la rabia de muchos sectores de la sociedad porque casos similares al de Floyd ya habían pasado antes. En este caso las imágenes del asesinato de Floyd son contundentes y es muy difícil negar que hubo un acto criminal. Por eso la gente dice basta, pues se habla mucho del tema, pero en la práctica no ha habido avances para lograr la igualdad en el tratamiento penal.

Trump ha llamado a los gobernadores débiles y ha pedido mano dura ¿Cómo ve su papel en el conflicto?

El presidente prácticamente ha echado gasolina al fuego con su retórica agresiva y de enfrentamiento. Eso no es nuevo. Cuando recién fue electo presidente dijo que la Policía no debe ser amable con los criminales, sino dura. Obviamente, en esta coyuntura tensa, ese discurso es muy peligroso porque puede generar mayor violencia y conflicto.

¿Cree que su discurso contribuye a la confrontación?

Sí, está provocando más protestas. Y es que Trump no tiene ninguna intención de unificar el país. En sus tres años y medio como presidente nunca ha intentado hacer eso. A él le gusta la polarización, la retórica confrontacional y se beneficia de ella. Le gusta el drama, el show. Situaciones así han pasado antes, pero sin tanto en juego como ahora.

¿Trump estaría tratando de sacar ventaja política de cara a las próximas elecciones?

Sí, pero creo también que esto es parte de su forma de ser. Más allá de la elección y su estrategia, él ha sido así por años. Sin embargo, vemos que ahora está empleando lo que acá llamamos la ‘estrategia del sur’, que fue usada por Richard Nixon en 1968 y alude a la ‘ley y el orden’. Quiere jugar con el tema racial para generar apoyo de los blancos, pintando a los afroamericanos como personas violentas, que hacen saqueos e imponen el caos. Pero creo que esta vez esa estrategia no funcionará, el país ha cambiado y estamos en otro momento.

El presidente ha advertido que sacará a los militares y estaría pensando en apelar a la ley de insurrección. ¿Está facultado para hacerlo?

No. No es legal. Es solo otra amenaza de Trump, como muchas en su mandato que no se han cumplido. Es parte de su estrategia para sembrar miedo y fortalecer su imagen de hombre fuerte y duro.

Mientras tanto, las protestas siguen fuertes...

Sí, es una protesta fuerte y sostenida. No es otra muerte más de un afroamericano inocente. Se trata de las protestas más fuertes desde 1968 tras el asesinato de Martin Luther King. El hecho de que las manifestaciones sean tan masivas y sostenidas marcan un punto de inflexión hacia reformas. Los manifestantes no van a desistir y están demandando reformas profundas. Su mensaje es claro y contundente: ya no más al patrón de abusos.

¿El gobierno de Trump podría hacer algunos cambios?

El primer paso, que no se ha hecho todavía, y eso también es un reclamo, es arrestar y procesar a los otros tres policías que participaron en el crimen de Floyd, pues solo hay un policía con acusación criminal, pese a que se ve claramente en los videos que son cuatro los policías que fueron parte del hecho. Eso ha causado mucha indignación. También hay reformas pendientes más profundas en la cultura de la policía y en el aspecto judicial, que no se pueden hacer de un momento a otro, pero que no están avanzando. Aquí el Congreso también tiene un papel importante, pero lamentablemente el Senado está controlado por republicanos que no quieren tomar una posición diferente a la de Trump.

¿El gobierno de Trump hizo algún avance en este tema?

Se hizo una reforma de justicia, pero no del tema racial, que es el tema de fondo. Trump siempre ha aprovechado este tema, y no tiene ningún compromiso con propiciar un sistema más igualitario porque no le convienen a su propia agenda política.

Entonces ¿qué posibilidad existe de que las protestas logren algún cambio?

No es muy grande lamentablemente. Ahora hay mucha incertidumbre, pero creo que la presión política se va a intensificar para hacer reformas.

DATOS

- Michael Shifter señaló que las protestas se dan en medio de una situación difícil por la crisis del coronavirus, pues hay más de 100,000 muertos y 40 millones que estadounidenses que han perdido sus empleos.

- Refirió que la pandemia ha empeorado los problemas derivados del racismo.

- Según estudios de Brookings Institution, las personas afroamericanas tienen 3.5 veces más probabilidad que las blancas de morir a manos de la policía.

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