Al menos 530 personas murieron y 7.800 resultaron heridas en el terremoto de 7,3 grados en la escala de Richter, que se registró el pasado domingo en el oeste de Irán, según medios estatales como IRNA.
Además, 30.000 viviendas resultaron dañadas por lo que gran cantidad de sobrevivientes al sismo se quedaron sin hogar y debieron quedarse en las calles combatiendo el frío durante la noche, así como pasar hambruna.
El sismo tuvo como epicentro la frontera entre Irán e Iraq, pero los mayores desastres ocurrieron en Irán. Funcionarios iraquíes dijeron que siete personas murieron y 325 resultaron heridas en las provincias kurdas del norte del país.
Los medios estatales también informaron que miles de personas ocupaban campamentos improvisados fuera de sus hogares y otros se mantuvieron en la intemperie por temor a un nuevo sismo, después de haberse producido 193 réplicas.
El ayatolá Alí Jamenei, máxima autoridad en Irán, convocó a agencias del Gobierno a hacer todo lo posible para ayudar a los damnificados y solidarizarse con ellos.
En los últimos años, Irán se encuentra sufriendo diferentes sismos que amenazan con la seguridad de sus habitantes, como en el año 2003 con una magnitud 6,6 que desapareció la ciudad sudoriental de Bam en donde murieron cerca de 31.000 personas.