Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

En el pueblo de Santa Marta de Ribarteme, en el noroeste de , una extraña tradición desafía a la muerte. Algunos ocupantes de los féretros no han fallecido, pero son llevados en los ataúdes en una procesión para agradecer que se salvaron mientras que otros se suben en gratitud por la vida de un ser querido que estuvo enfermo o sufrió un accidente. 

La macabra procesión se inicia el 29 de julio y dura 9 días en honor a la patrona del lugar, Santa Marta. Las personas son cargadas por amigos y familiares en medio de cánticos, bailes, cervezas y juegos. 

Se trata de un culto a la vida de las personas que se ofrecieron a ir en ataúd como un sacrificio en pos de la salud y bienestar de ellos mismos o de sus seres queridos. 

"Es una fiesta religiosa con contenido sociológico y antropológico que celebra a jugar la vida y coquetea con la muerte. El símbolo del cajón representa 'estuve allí, en la casi muerte... pero estoy en la vida", afirmó el sociólogo Carlos Fernández.

Se desconoce el origen de esta antigua y extraña tradición.

La peregrinación atrae cada vez más multitudes; por ello las autoridades locales informaron que harían un cabildeo para agregar el evento a la lista de actividades oficiales en España.

Tras pasear en ataúd, luego deben ir a misa y confesarse; y así lograrán la salvación. 

TE PUEDE INTERESAR: 

TAGS RELACIONADOS