EN QUIEBRA. Los Boy Scouts de Estados Unidos se declararon en bancarrota en febrero de este año. (AP)
EN QUIEBRA. Los Boy Scouts de Estados Unidos se declararon en bancarrota en febrero de este año. (AP)

Paul Mones, uno de los abogados involucrados en el caso de abuso sexual contra los (BSA, por sus siglas en inglés), soltó la semana pasada una aseveración espeluznante: que las 95 mil personas que habían denunciado haber sufrido agresiones sexuales dentro de la organización apenas serían una fracción del número de víctimas reales. El comentario no hizo sino revelar la verdadera magnitud de esta investigación sin precedentes en EE.UU., el cual acaba de iniciar una de sus más importantes etapas: el camino para que las víctimas que van desde niños de ocho años hasta ancianos de 93 puedan solicitar una compensación.

Esta es la historia de cómo la organización infantil más grande de EE.UU., que tuvo entre sus miembros a John F. Kennedy, el astronauta Neil Armstrong o al cineasta, Steven Spielberg, se convirtió en un centro del horror para miles de niños durante décadas.

HISTORIAL DE ABUSOS

Fundada en 1910 los BSA tienen actualmente más de dos millones de miembros de entre 5 y 21 años, aunque entre las décadas de los setenta y ochenta esta cifra superaba largamente los cinco millones. Su éxito y expansión en estos 110 años se debió en gran parte a los valores que profesaban: “el patriotismo, la valentía y la independencia”, logrando ser una de las instituciones infantiles y juveniles de mayor importancia en EE.UU., consiguiendo el apoyo del propio Congreso. Con distintas variables, los Boy Scouts han logrado también replicarse de forma independiente en otros países.

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Que algo olía mal dentro de la organización estadounidense era un secreto a voces. Historias de abuso sexual solían advertirse cada cierto tiempo. Esta semana el diario The New York Times ha recordado como en una edición de 1935 dieron cuenta de un testigo que indicó tener una lista de “degenerados” que habían servido como líderes scout. Tras años de silencio, nuevas denuncias salieron a la luz por primera vez en 2012, cuando otro diario, Los Angeles Times, publicó miles de documentos internos que demostraban décadas de abusos sexuales.

Esos documentos, calificados como los “expedientes de la perversión”, formaban una base de datos con el nombre de unos 5,000 adultos voluntarios para ser jefes scouts y sospechosos de cometer abusos sexuales contra los niños a los que habían cuidado.

La mayoría de estos casos nunca fueron denunciados y permanecieron en absoluto silencio, confirmando que la institución poco hizo por detener los abusos. Recién a finales del siglo pasado, a fin de evitar situaciones similares, empezarían a tomar medidas como la verificación de los antecedentes penales de sus líderes, capacitaciones en prevención de abuso sexual para todo el personal y voluntarios, y la regla de que dos o más adultos deben estar presentes durante las actividades con los exploradores menores de edad.

Sin embargo, la organización comenzó un descenso de asociados. En 2018 decidieron aceptar a niñas y adolescentes en sus filas con el claro fin de revertir los números, pero no obtuvieron el éxito deseado. Dos años después, cuando ya las denuncias de abuso sexual eran insostenibles, se declararon en bancarrota.

El abogado Paul Mones junto a una de las víctimas de abuso sexual de los Boy Scouts de EE.UU. (BSA) en Portland. (AP)
El abogado Paul Mones junto a una de las víctimas de abuso sexual de los Boy Scouts de EE.UU. (BSA) en Portland. (AP)


SIN PRECEDENTES

Al acogerse al famoso capítulo 11 de bancarrota de la ley norteamericana, los BSA. Buscaron reorganizarse y sobrevivir a la oleada de querellas. En definitiva, lo que pretende la asociación es concentrar todas las demandas en un solo tribunal e intentar negociar un acuerdo con las víctimas. Es decir, no usar los fondos que aún les quedan para pagar a cada víctima, sino convenir un acuerdo para que todos salgan beneficiados. Según medios locales, la organización posee bienes por un valor de US$1,000 millones, además de otras propiedades. Una vez superado el problema, tienen la esperanza de seguir activos.

La fecha final para que las víctimas se empadronarán expiró el pasado lunes 16. Nadie imaginó que el número final rozaría los cien mil, la mayoría hombres, aunque algunas mujeres también han presentado denuncias. La escandalosa cifra incluyó testimonios sobre caricias, exposición a pornografía y sexo forzado.

“Se presentarán más demandas por abuso sexual en la quiebra de los Boy Scouts que todas las demandas presentadas contra la Iglesia Católica”, sostuvo John Humphrey, presidente del Comité de Demandantes de Abusos, un grupo de nueve supervivientes que representan a todos los afectados del caso. “El abuso sexual en los Boy Scouts no tiene precedentes y las compensaciones para las víctimas deben, de la misma manera, no tener precedentes”, agregó.

Por su parte, la asociación ha reconocido sentirse “desolada por el número de vidas afectadas por el abuso pasado”. Asimismo, ha reafirmado su intención de indemnizar a todos los afectados. No se puede perder más tiempo.


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