notitle
notitle

Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

A medida que el volumen de las marchas disminuyó, los asesinatos aumentaron. Los manuales represivos cubanos desgastan las protestas con gases, golpes, presos y con una rigurosa comunicación visual para desanimar a los manifestantes, mostrando paramilitares armados e imágenes aterrorizadoras de represión.

Cuando solo protesten los grupos mejor organizados de jóvenes y estudiantes volverán a dispararles en la cabeza para terminar de quebrarlos, como sucedió antes. Es falso el argumento de Henrique Capriles (y de sectores de la oposición) de que tomar la calle generará víctimas. Mientras más masiva es la protesta, menor la tasa de mortalidad.

Si incluso la tasa diaria de 70 asesinados por delincuencia común ha disminuido durante las marchas pues el régimen frenó la delincuencia común (a la que controla) para que no parezcan como asesinatos políticos. Cuando se acabe la protesta, Venezuela retornará a la tasa de 70 asesinatos diarios por delincuencia común (27 mil al año).

Una joven mujer llora clamando por la ayuda de los organismos internacionales. Es conmovedor pero la demanda es falsa. Ninguna "ayuda internacional" sacará a Nicolás Maduro del poder. El reclamo debe dirigirse a la oposición que no preparó esta efervescencia política, no tuvo un plan para administrarla, no formó militantes aguerridos que la conduzcan, no infiltran al ejército para conseguir su apoyo y no tienen un plan comunicacional sistemático —nacional e internacional— que exalte a sus mártires, a su heroísmo, que fije frases y símbolos evocadores y que desprestigie a la Cuba castrista, al titiritero. El desprestigio de Nicolás Maduro, del títere, no tiene efecto. La semana próxima seguirá la protesta.