¿Cómo sucedió el suceso? Pese a los cuidados que se tuvieron, este domingo 20 de febrero se confirmó que la reina Isabel II del Reino Unido dio positivo en COVID-19, sumándose así al príncipe Carlos de Gales y su esposa Camila de Cornualles, quienes se contagiaron la semana pasada. Si bien el Palacio de Buckingham indicó que se encuentra con síntomas “leves”, con 95 años de edad afronta otros problemas de salud. Aquí los detalles de cómo se encuentra.
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En el comunicado se indicó que la soberana está experimentando “síntomas leves parecidos a los de un resfriado” y que espera continuar con “tareas ligeras” en Windsor durante la próxima semana. “Ella continuará recibiendo atención médica y seguirá todas las pautas apropiadas”, se puntualizó.
La reina Isabel II, de 95 años y quien recibió su primera vacuna en enero de 2021 y se cree que ya tiene las siguientes dosis, había estado en contacto con su hijo mayor y heredero, el príncipe Carlos de Gales, quien dio positivo la semana pasada. Días después, su esposa Camila, duquesa de Cornualles, confirmó que ella también se había contagiado.
Además, según detallan desde CNN, una fuente reveló que “se han diagnosticado varios casos en el equipo del Castillo de Windsor”, sin especificar quién más había dado positivo.
Tras haber celebrado recientemente sus 70 años en el trono, hace unos días recibió en Windsor al nuevo secretario de servicios de defensa y a su predecesor en el cargo y frente a ellos hizo una confesión sobre su estado de salud. La reina apareció apoyada en un bastón durante la audiencia. “Como puede ver, no me puedo mover”, contestó señalando su pie o pierna izquierda, la zona que le causaría las molestias.
En su residencia ella cuenta con sus propios médicos reales que están a cargo de atender y vigilar a la jefa de Estado desde que se inició la pandemia. Es justamente en este tiempo que su salud se vio afectada por lo que tuvo que cancelar varios eventos públicos.
Esto luego que a mediados de octubre de 2021 los médicos le aconsejaran descansar después de pasar la noche en el hospital por una razón no revelada y tras hacerse algunas “pruebas preliminares”. En noviembre tuvo una complicación en la espalda y no pudo asistir a la ceremonia de recuerdo de los soldados británicos caídos en combate, celebrada en Londres.
“Entramos en una nueva fase de su reinado en la que la veremos cada vez menos en carne y hueso y cada vez más en una pantalla (...) Es muy triste para ella, sobe todo no poder asistir a ceremonias como la del Cenotafio que considera tan importantes. Pero deberá seguir el consejo médico... La gente puede sentirse ansiosa ante la noticia de otro contratiempo de salud, pero no es nada sorprendente teniendo en cuenta sus 95 años” vaticinó en noviembre la biógrafa Penny Junor.
Además, fuentes de la Casa Real precisaron en ese entonces a ‘The Daily Mail’, tal como publica ‘El Mundo’, que “el público tiene que hacerse a la idea de que a la reina se la va a ver bastante menos (...) Habrá un cambio sustancial del paso de sus apariciones en público, y seguirá cediendo funciones de representación en Carlos, William y la princesa Ana”.
Está previsto que la reina asista a una serie de compromisos públicos en persona en las próximas semanas, como audiencias con políticos y diplomáticos, una recepción diplomática en Windsor el 2 de marzo y el Servicio de la Commonwealth en la Abadía de Westminster el 14 de marzo.
La casa real británica dispone que, “en caso de que reina no pueda cumplir con sus deberes oficiales como soberana por enfermedad”, dos o varios de sus Consejeros de Estado podrían sustituirla. Estos son su consorte y las cuatro primeras personas mayores de 21 años que aparecen en la línea de sucesión. En esta lista aparecen el príncipe Carlos de Gales, el príncipe Guillermo de Cambridge, el príncipe Enrique de Sussex y el príncipe Andrés de York, según publica la revista ‘Vanity fair’.