"A la fecha, al menos 35 personas, entre manifestantes y policías, han perdido la vida en las protestas". (Foto: AP)
"A la fecha, al menos 35 personas, entre manifestantes y policías, han perdido la vida en las protestas". (Foto: AP)

“Ignoramos nuestra verdadera estatura hasta que nos ponemos en pie”. Esta frase de la poeta estadounidense Emily Dickinson bien nos podría ayudar a entender parte de lo que viene ocurriendo en Irán en estos últimos días. Una sociedad que está viviendo protestas o está viendo el germen de algo mayor, una reacción que nadie sabe cómo acabará. La muerte de , una mujer de 22 años, ha desatado una serie de manifestaciones. Miles de mujeres se han levantado para solidarizarse con la joven, a la vez que exigen que de una vez por todas aumenten sus derechos en el país asiático. La batalla se libra en las calles, en las redes sociales y en el plano político, pues un partido reformista (La Unión del Pueblo de Irán Islámico) ha exigido a las autoridades que “preparen los elementos jurídicos que abran la vía a la anulación de la ley sobre el hiyab obligatorio”.

Mientras tanto, este desafío al gobierno de la República Islámica viene cobrando más sangre. A la fecha, al menos 35 personas, entre manifestantes y policías, han perdido la vida en las protestas. El gobierno viene reprimiendo las manifestaciones de una manera brutal. Y también a quienes apoyan esta justa rebelión. Ayer, por ejemplo, la Guardia Revolucionaria de Irán bombardeó con artillería “tres campamentos de militantes kurdos”, en el norte de Iraq, por supuestamente apoyar las protestas por la muerte de Mahsa Amini.


MUERTE INADMISIBLE

El pasado viernes 16, Mahsa Amini, una joven kurda de 22 años que iba a empezar la universidad en las próximas semanas, perdió la vida bajo custodia policial. Había sido detenida el martes 13 por no llevar bien colocado el hiyab o velo islámico. En Irán, debido a una ley no escrita de 1983, es obligatorio que las mujeres lleven esta prenda. Fotografías difundidas en redes sociales muestran que la mujer lucía el velo solo un poco suelto, provocando que algunos de sus mechones asomen fuera. Sin embargo, eso bastó para que la Policía de la Moral en Teherán la detenga. Su hermano, que iba con ella en aquel momento, no pudo frenar el arresto.

En Irán, la Policía Moral, llamada oficialmente Gasht-e Ershad (Patrullas de Orientación), tiene la facultad de dar el alto a cualquier mujer para examinar su vestimenta. Incluso, pueden medir los mechones de cabello que quedan a la vista, la longitud de sus pantalones, si lleva prendas ajustadas o la cantidad de maquillaje en su rostro.

Tras su detención, Mahsa fue trasladada a una sede especial para tener una clase de “reeducación”. Allí, según algunos testimonios, fue brutalmente golpeada por sus captores. Amini entró en coma en dichas instalaciones y murió en el hospital el viernes 16. La versión de la Policía señala que ella sufrió un ataque cardiaco mientras esperaba con otras mujeres detenidas. Incluso, han emitido un video en el que se ve a una mujer desplomarse y ser asistida por otras mujeres.

La familia de Amini ha indicado que dicha versión no es cierta. Su padre, Amjad Amini, ha acusado a las autoridades de mentir. En una entrevista con la BBC ha asegurado que su hija gozaba de buena salud y que testigos le comentaron que sufrió de golpes mientras estuvo detenida. Denunció que tampoco se le permitió ver la autopsia. Y que pudo ver el cuerpo de su hija después de haber sido envuelto para enterrarlo. “Había moretones en sus pies. Pedí a los médicos que le examinaran los pies”, dijo Amjad.

El gobierno ha indicado que investigará la muerte, pero hasta el momento se ha limitado a señalar que se trató de un ataque al corazón.


EN LAS CALLES

La muerte de Amini ha desatado una serie de manifestaciones en por lo menos una decena de ciudades de Irán, incluida la capital Teherán. Videos colgados en Internet muestran a manifestantes –hombre y mujeres– soltando frases como “muerte al dictador” y “mujeres, vida, libertad”. También se ve a protestantes cortándose el cabello en público o quemando sus velos e imágenes del líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei.

Diversas organizaciones de DD.HH. han condenado la represión que han ejecutado las fuerzas de seguridad. Amnistía Internacional denunció el uso de perdigones, gases lacrimógenos y cañones de agua contra los manifestantes.

Esta semana, durante la Asamblea General de la ONU en Nueva York, el presidente Joe Biden expresó su solidaridad con las “mujeres valientes” de Irán. Por su parte, en la misma cita, el presidente iraní, Ebrahum Raisi, se comprometió a seguir investigando la muerte de la mujer, aunque no quiso responder una pregunta sobre el fallecimiento de las personas durante las manifestaciones.

Los ataques de las autoridades también llegaron a Internet, donde aplicaciones como WhatsApp e Instagram han servido para que los manifestantes compartan sus reclamos y organicen las protestas. El jueves, el acceso a estas aplicaciones había quedado totalmente bloqueado, siguiéndoles el paso a YouTube, Facebook, Telegram, Twitter y Tiktok, que habían corrido con la misma suerte días atrás.


DÍAS PASADOS

Nadie sabe cómo acabarán las protestas, pero en un país de 80 millones de habitantes, la mitad de ellos menores de 30 años, no son pocos los que sueñan con un cambio radical. Las nuevas generaciones no piden, exigen mayores derechos, sobre todo porque Irán no siempre fue así. De hecho, antes de 1979 se podía confundir con cualquier otra nación del mundo. Sin ninguna clase de código indumentario, las mujeres podían usar faldas, ir a la playa en traje de baño o lucir su cabello sin prohibición alguna. Lo mismo que educarse al igual que los hombres y participar en cualquier evento social o cultural.

Fue tras la Revolución Islamista y el fin del gobierno del autócrata Mohamed Reza Pahlavi y el ingreso del ayatolá Ruhollah Jomeini, que el país inició una transformación. Son cuestionables los aspectos positivos y negativos que ha dejado el proceso; sin embargo, es imposible dejar de lado la pérdida de derechos y el profundo abismo de desigualdades, especialmente para las mujeres. Jomeini, amparado en una interpretación de la ley islámica, implantó una serie de prohibiciones que perduran hasta el día de hoy y, si bien con el pasar de los años la implementación de estas medidas se han venido negociando, hay otras que perduran, como las que llevaron a la muerte a Mahsa Amini.

DATO:

  • Ante los cuestionamientos, el presidente iraní, Ebrahim Raisi, ha señalado que su país es víctima de un “doble rasero” y criticó a organizaciones internacionales y países que han expresado su preocupación ante este episodio y no ante casos parecidos en otros lugares.

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