Redacción PERÚ21

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Era 2012 y Rebecca Barker había alumbrado a su tercer hijo. Sin embargo, en tan solo días, su preocupación por el pequeño quedó atrás por una necesidad corporal que no podía contener. "Me volví adicta al sexo. Fue tan grave que incluso si hacíamos el amor cinco veces al día (con mi pareja), no era suficiente para mí", contó esta madre británica a la

Seis años después, todavía lucha con este trastorno compulsivo, el cual busca visibilizar y poner en debate. Barker, hoy separada, se fue a vivir a Francia en busca de un cambio de vida. Allí, poco a poco, ha logrado salir de su depresión y curar la adicción al sexo.

"Me daba un subidón instantáneo y cinco minutos después lo quería otra vez. Esto acabó provocando una crisis de pareja. Al principio a él le gustaba, pero al final no entendía nada. Luego empezó a preguntarme de dónde venía todo esto. Me acusó de tener una aventura que me hacía sentir culpable, y que por eso quería sexo todo el rato con él", manifestó. 

El placer se convirtió en una pesadilla. "Me volví ermitaña. Me quedaba en casa porque sentía vergüenza que sólo pudiera pensar en eso. Incluso aunque nadie pudiera leerme la mente, me sentía muy incómoda al estar rodeada de gente", agregó a medio británico.

TIENE EXPLICACIÓN CIENTÍFICA
​El caso de Rebecca es peculiar pues, de acuerdo al informe de la BBC, nueve de cada diez personas diagnosticadas con una obsesión compulsiva por el sexo en son varones.

En ella, sin embargo, se originó por una dolencia que se presenta en el 15% de las madres recientes: la depresión posparto

Una de las causas de este mal es un desajuste hormonal y bioquímico en el cuerpo de la madre. "Era como si su cuerpo me pidiera compensar la serotonina suprimida por el estado depresivo mediante el orgasmo. Era lo único en lo que podía pensar desde que me despertaba. No me lo podía quitar de la cabeza", explicó la británica.