Redacción PERÚ21

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presenta una fuerte disminución de los actos delictivos en el país, que se atribuye a una población de más edad y a una fuerte caída de los delitos violentos que conducen a penas de prisión. Por eso, sus cárceles están prácticamente vacías y el gobierno ha buscado nuevas maneras de utilizar estos espacios.

El país acogió a el año pasado a 60,000 migrantes —provenientes de países en conflicto como Siria, Irak y Afganistán— y una decena de estas instalaciones se habilitó para acomodarlos, donde está previsto permanezcan por un período de seis meses hasta que encuentren otra residencia. Los refugiados tienen absoluta libertad para entrar y salir del recinto.

"Tuvimos que pensarlo dos veces antes de usar cárceles como centros para los refugiados", le dijo a la agencia AP Janet Helder, miembro de la agencia gubernamental responsable de encontrar una vivienda para los solicitantes de asilo.

Por el momento no son la mayoría, pero la propuesta del gobierno holandés parece que va camino a consolidarse. De momento, Países Bajos cuenta con infraestructura suficiente y con la aceptación de buena parte de los refugiados, que han encontrado seguridad donde antes había peligro.

Las fotos, tomadas entre abril y mayo, corresponden a las antiguas cárceles de Westlingen, en Heerhugowaard, al noroeste y De Koepel.

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