La reticencia de algunas oenegés a estar en Davos se explica porque, pese a su ambición de convertirse en “centro de reflexión” sobre el estado del mundo, el foro mantiene su mala imagen de “club de ricos” para la élite, con la presencia este año, entre otros, de grandes magnates de la industria tecnológica, como el fundador del gigante chino Huawei.