Este lunes, el gobierno británico se reunirá con responsables de la confederación internacional Oxfam, tras las acusaciones de que responsables de la ONG contrataron a jóvenes prostitutas en Haití con el dinero de la institución, durante una misión tras el terremoto de 2010.
Oxfam es una confederación de organizaciones humanitarias con sede en Gran Bretaña, que emplea cerca de 5.000 trabajadores y tiene más de 23.000 voluntarios. Ahora, se ve envuelta en un escándalo sexual.
Un portavoz del Ministerio de Desarrollo Internacional ha sostenido que "la forma en la que se gestionó ese deplorable abuso de personas vulnerables pone sobre la mesa serias preguntas que Oxfam debe responder".
"Tenemos una política de tolerancia cero para el tipo de actividades que tuvieron lugar en este caso y esperamos lo mismo de nuestros colaboradores", agregó el portavoz del Ministerio.
En una entrevista con el diario 'The Telegraph', la ministra de Desarrollo Internacional, Priti Patel, señaló que "debe haber procesos y acciones apropiadas contra todos los que fueron cómplices de esto".
El escándalo se supo a través de una investigación del medio 'The Times', que tuvo acceso a un informe confidencial de Oxfam en el que detallaba el resultado de la investigación que hizo en 2011.
En el documento se reveló que la ONG aceptó la dimisión de tres hombres y despidió a otros cuatro tras una investigación sobre "explotación sexual, descargas de pornografía, abusos de poder e intimidaciones".
Según el 'Times', grupos de jóvenes prostitutas eran invitadas a casas y hoteles pagados por Oxfam en Haití. Una fuente citada por el diario afirma haber visto un video de una orgía con prostitutas que portaban camisetas de Oxfam.
El director de la ONG en Haití, Roland van Hauwermeiren, fue uno de los hombres que abandonó su cargo sin recibir una acción disciplinaria. Incluso luego de admitir haber mantenido encuentros con prostitutas en una "villa" alquilada para él por la organización humanitaria.
A pesar de su confesión, la directora ejecutiva de Oxfam en ese entonces, Barbara Stocking, le ofreció una salida en lugar de despedirlo para evitar "implicaciones potencialmente serias" para la reputación de la ONG.