El esquema económico general planteado por Donald Trump es enormemente interesante para la política norteamericana. Por ejemplo, en lo referido al aumento del impuesto arancelario al 30% —aplicado a empresas que salen del país para contratar mano de obra de ínfimo costo para escapar de los costos del sistema laboral estadounidense—, lo encuentro muy discutible, pero entiendo las razones, como la depresión en Detroit, un estado casi abandonado, sin destino.
En lo que respecta al planteamiento de Trump en política exterior, como lo ha dicho el Daily Telegraph, si la confrontación seguía escalando, algo impulsado por el Partido Demócrata a límites extremos, podría llevar a un conflicto con Moscú.
Una pregunta que hace este medio es si podía seguir escalando la política antirrusa y la respuesta es que no, porque quien paga es Europa, debido a que se convierte en una zona de presión del conflicto, mientras que EE.UU., al otro lado del Atlántico, no sufre el impacto de su política.