Francia prohibió el uso de bolsas de plástico en julio de 2015 y ahora tocó el turno de vasos y cubiertos de plástico. Todo esto, con el objetivo de reducir el consumo de energía y desperdicio de la industria procesadora de plástico, además de la contaminación causada por los plásticos desechados.
La medida legal entró en vigor en agosto y dio a los productores de estos utensilios de plástico un plazo de 4 años, es decir, hasta 2020, para que fabriquen productos que provengan de fuentes biológicas y puedan usarse en la composta o el abono orgánico.
Las organizaciones ecologistas, por su parte, celebraron la entrada en vigencia de la ley francesa y esperan que sea ejemplo para otras naciones. Quienes se oponen señalan que esto afectará a los consumidores y que, además, viola las normas de la Unión Europea del libro movimiento de los bienes.
Eamonn Bates, secretario general de una de las empresas opositoras a esta medida, Pack2Go Europe —la cual se encuentra en Bruselas y representa a fabricantes de empaques europeos— dijo que seguirán luchando contra ella:
"Estamos exhortando a la Comisión Europea a que haga lo correcto y tome acción legal contra Francia por violar la ley europea. Si ellos no lo hacen, nosotros lo haremos".
La prohibición fue propuesta en un principio por el Partido Europa Ecología Los Verdes, quienes solicitaban que la medida entrara en vigor en 2017.
Sin embargo, la ministra del medioambiente, Segolene Royal, se oponía en un principio a la medida al considerarla "antisocial", ya que, argumentó, las familias con menos recursos económicos usan frecuentemente estos utensilios de plástico.