La cifra de muertes en Filipinas por uno de los peores desastres naturales del país en dos décadas se ha elevado a 1,249, con unos 1,000 desaparecidos, informaron hoy autoridades de emergencias, mientras que rebeldes comunistas dijeron que los responsables deberían ser castigados.
El tifón Washi envió torrentes de agua, lodo y troncos a través del río y los pueblos costeros de la isla de Mindanao a mediados de este mes, destruyendo más de 10,000 casas y desplazando a unas 300,000 personas, en su mayoría acogidas en refugios de emergencia.
Benito Ramos, jefe de la agencia nacional de desastres, dijo que pescadores de la isla central de Bohol estaban ayudando a recuperar cadáveres que habían sido arrastrados a cientos de kilómetros.
"Mientras haya cuerpos en el mar seguiremos con las operaciones de búsqueda y rescate, incluso aunque se prolonguen más allá de Año Nuevo", dijo Ramos a una radio local. Las autoridades han extendido la zona de búsqueda a un radio de 300 kilómetros, remarcó.
El presidente Benigno Aquino, que inspeccionó la zona del desastre la semana pasada, ordenó una investigación para aclarar por qué las autoridades permitieron a la gente construir casas en zonas peligrosas y no frenaron la tala ilegal de árboles.