Redacción PERÚ21

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Estados Unidos sigue sacudido por el fallo que que mató a un joven negro en , que vivió una segunda noche de disturbios, mientras manifestaciones indignadas que denuncian discriminación racial se han extendido por todo el país.

Un total de 44 personas fueron detenidas la noche del martes informó Jon Belmar, jefe de la Policía del condado de Saint Louis, al que pertenece Ferguson.

Los manifestantes rompieron vidrios de la alcaldía, incendiaron un auto de la Policía y lanzaron piedras y un cóctel molotov, aunque Belmar indicó que "la noche estuvo mejor" y menos agitada que la vivida el lunes y la Policía no tuvo que utilizar gases lacrimógenos.

El contingente desplegado en Ferguson fue triplicado y 2,200 efectivos de esa fuerza especial —conformada por militares de la reserva y que se utiliza para contener emergencias— patrullan ahora en Ferguson.

"Incendiar edificios, prender fuego a automóviles, destruir bienes, poner gente en peligro… no hay excusa para eso", en una conferencia en Chicago (Illinois, norte). "Son actos criminales", añadió.

Según balances de prensa, las protestas se registraron en más de 170 ciudades de 37 estados. El detonante fue la decisión de un jurado que el lunes concluyó que el efectivo Darren Wilson actúo en legítima defensa cuando el 9 de agosto disparó y mató a , un muchacho negro de 18 años, tras un altercado entre ambos.

En Nueva York, varias personas fueron detenidas por bloquear el tráfico, un método de protesta que se repitió en muchas ciudades aunque sin llegar a la violencia que tuvieron las manifestaciones en Ferguson. Los Ángeles, Filadelfia, Boston, Washington, Atlanta y Seattle, entre otras grandes urbes del país, también fueron escenario de movilizaciones.

Por su parte, el agente Wilson rompió su silencio y concedió una entrevista el martes a la cadena ABC en la que expresó que tiene "la conciencia tranquila" y afirmó que habría hecho lo mismo si se hubiese tratado de un joven blanco.

El uniformado dijo que tuvo miedo a ser asesinado, pues creyó que Brown podía apoderarse de su arma policial para atacarlo. "Se dirigió hacia mí, pensé que iba a matarme", dijo.