Con tan solo siete años, Amal Hussain, la niña símbolo de la hambruna de Yemen, falleció en su casa.
"Ella siempre estaba sonriendo. Ahora mi corazón está roto", dijo su madre Mariam Ali, quien teme por la vida de sus otros hijos.
Hace unos meses, la imagen de la menor fue portada del tabloide The New York Times que expuso ante la opinión pública la tragedia diaria en aquel país que está condenado a una guerra catastrófica desde hace tres años.
Su cara, su cuerpo huesudo, su mirada triste, estremecían al mundo entero y les acercaba más a una de las peores crisis humanitarias del mundo.
La repercusión que tuvo la foto de la niña generó que centenares de lectores intentarán ayudar de alguna manera a la familia.
En uno de los viajes que realizó The New York Times a Yemen, encontraron a la niña tendida en una cama de un hospital en Aslam junto su madre. En ese lugar la alimentaban con leche cada dos horas pero vomitaba constantemente y sufría de diarrea.
Pero la semana pasada tuvo que ser dada de alta por la alta demanda de pacientesen Yemen. Uno de los médicos recomendó trasladar a Amal Hussain a un hospital de Médicos Sin Fronteras, ubicado a 24 kilómetros de distancia, pero la familia se negó porque estaba en quiebra.
"No tenía dinero para llevarla al hospital. Así que la llevé a casa", manifestó la señora Ali.
Fue en su vivienda, construida a base de paja y plásticos, donde su condición se deterioró y murió el pasado 26 de octubre.
Según las estimaciones de diversas asociaciones internacionales, existen más de 50 mil víctimas de una guerra en Yemen, en la que se enfrentan dos facciones principales: el gobierno yemení, apoyado por la coalición árabe y los rebeldes huzíes, practicantes del islam chiita, apoyados por Irán.
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