Redacción PERÚ21

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Los casos de abuso siguen apareciendo. Consuelo Gómez Pinto es una que recientemente ha revelado el infierno por el que vivió durante más de 20 años, luego de ser víctima de los por parte de su superiora. 

Los abusos denunciados por Consuelo Gómez han conmocionado todavía más a la Iglesia Católica de Chile, que atraviesa por los momentos más oscuros luego que el papa Francisco cesara a 37 obispos ante las denuncias de abuso sexual de menores.

La historia de la monja tuvo lugar en Chile, España y México. Desde niña quiso ser monja y a los 18 años inició su vocación en la congregación de Hermanas del Buen Samaritano, sin imaginar que experimentaría el abuso sexual y de poder en carne propia.

El hermetismo de la congregación dificultó que Consuelo se tratara adecuadamente un herpes intestinal que le había surgido producto de la depresión que vivió luego de enterarse de la muerte de su abuelo. Según la monja, cuando sus padres se enteraron de la situación, decidieron internarla en un hospital.

Luego de esta experiencia, es trasladada a España, en donde empezó su verdadero infierno. Consuelo relata que fue violada por su superiora, otra monja chilena de su misma congregación. 

"Me violó mi superiora. Fui abusada sexualmente por una monja en ese país (España), que también era chilena y superior a mí, varias y repetidas veces", relata la exmonja. "Abusos, tocamientos indebidos, se me tiraba encima”, agrega.

Pero eso no fue todo. Luego de ser víctima de estas depravaciones, Gómez relata que le hicieron mantener silencio sobre lo sucedido. "Todos sabían y me hicieron callar. Me hicieron sentir a mí que era culpable de todo. Pero ahora comprendí que esta es una historia que yo viví, que es mía y que no soy la única”.

“En el 2016 le conté al nuncio apostólico, Ivo Scapolo, todo lo que estaba pasando y lo que me había pasado a mí. Me dijo, vas a tener ayuda psicológica y psiquiátrica”, agregó.

Después de los terribles acontecimientos, fue trasladada a México, en donde estuvo de tránsito hasta regresar finalmente a Chile y luego de armarse de valor, decidió renunciar a la vida consagrada y contar su caso.

"Me costó más de un año denunciar porque tenía mucho miedo, pero resulta que esto le ha pasado a muchas más hermanas que están en la congregación”.

La fractura en la iglesia chilena le dio valor para que afrontara el pasado y denunciara todo el infierno vivido. Mientras que la congregación Hermanas del Buen Samaritano, a través de un comunicado, le han pedido perdón por el abuso, según informa CNN Chile.

La congregación informó que la Madre General, Patricia Ibarra Gómez, ha puesto en ejecución una serie de medidas, que incluyen la instrucción de una investigación canónica para revisar las situaciones denunciadas.