El presidente de Bolivia, Evo Morales, se sometió este lunes a un examen de ADN para determinar paternidad de un niño de entre 8 y 9 años de edad que su expareja Gabriela Zapata presentó en marzo como el hijo que concibió con el mandatario.
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Morales acudió al Instituto de Investigaciones Forenses (IDIF) de la Fiscalía de La Paz, y durante su visita la sede estuvo resguardada por dos barreras de sesenta policías que cortaron el acceso al lugar para terceros, según informó Efe.
Los agentes impidieron a Gabriela Zapata ingresar al edificio cuando el presidente todavía estaba en el lugar y la condujeron a una unidad policial antidisturbios cercana para esperar.
Cuando Zapata entró al local se negó a que le tomaran muestras de sangre con el argumento de que la jueza del caso pidió un examen simultáneo y no por separado.
El jefe de Estado boliviano estuvo más de media hora en el IDIF con sus abogados y en presencia de los abogados de Zapata, quienes reclamaron que por norma las muestras debían haber sido tomadas simultáneamente al supuesto padre, la madre y al menor.
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Como se recuerda, los abogados de Evo Morales presentaron la demanda a principios de marzo contra Zapata, después de que familiares de esta aseguraran que el niño estaba vivo, contradiciendo al mandatario que aseguró que el menor murió por una enfermedad tras haber nacido.
Morales y Zapata fueron pareja cuando él tenía unos 47 años y ella alrededor de veinte años y era parte de las juventudes del partido gobernante, Movimiento al Socialismo (MAS).
Desde que en febrero pasado un periodista revelara la relación entre Morales y Zapata y que tuvieron un hijo, el caso se ha ido complicando hasta tal punto que la existencia del niño estuvo en duda y ha involucrado en polémicas a varios ministros del Gobierno.
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Una comisión formada en el Congreso por el oficialismo y la oposición investiga si Zapata logró que la empresa estatal china Camce, en la que fue gerente comercial hasta marzo, fue favorecida ilegalmente con contratos millonarios del Estado.