(Foto: EFE)
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Redacción PERÚ21

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Sofía. Bulgaria, un país mayoritariamente ortodoxo cuya Iglesia guarda celosamente sus distancias con el Vaticano, recibe el domingo y el lunes al .

Estas son cinco cosas que hay que saber antes de la visita del soberano pontífice.

-- Juan Pablo II y el atentado --

En mayo de 2002, la sombra del atentado de 1981 contra Juan Pablo II planeó sobre la visita del pontífice polaco a Bulgaria, la primera de un papa a este país de 7 millones de habitantes.

El extremista turco Mehmet Ali Agca, entre las numerosas versiones que dio para explicar su acto, dijo que se trataba de un asesinato patrocinado por los servicios secretos búlgaros ordenado por el KGB.

El posible motivo del atentado fue el apoyo que Juan Pablo II al movimiento disidente Solidaridad en Polonia.

Pero ni el juicio en Roma de tres sospechosos búlgaros, finalmente exculpados, ni la apertura de los archivos comunistas permitieron demostrar la implicación de Sofía.

Durante su visita, Juan Pablo II aseguró que "nunca creyó en la supuesta red búlgara".

-- Culto al alfabeto cirílico --

El alfabeto cirílico, elaborado a finales del siglo IX como alternativa al romano, se convirtió en elemento fundamental de la identidad búlgara y cuenta con un día festivo, el 24 de mayo.

Su origen está estrechamente ligado al santo Cirilo, considerado como el evangelizador de los eslavos junto a su hermano Metodio.

Los dos santos nacieron en Tesalónica (norte de la actual Grecia), entonces parte del Imperio bizantino. Con toda probabilidad, nunca vivieron en Bulgaria.

Pero los trabajos de Cirilo, que intentó crear una escritura adaptada a las lenguas eslavas, son considerados como la base del futuro alfabeto cirílico, finalizado tras su muerte a iniciativa del rey búlgaro Boris I.

Macedonia del Norte reivindica igualmente ser la cuna de este abecedario. Tras años de competencia, los dos países acordaron en 2018 enviar una delegación conjunta a la tumba de Santo Cirilo en Roma cada 24 de mayo.

-- Abundancia de monasterios --

Bulgaria cuenta con un patrimonio de más de 130 monasterios, llenos de iconos y ricas pinturas murales, como el de Rila (suroeste), inscrito en el patrimonio de la Unesco.

Estos monasterios, a menudo ubicados en zonas montañosas, sirvieron como conservatorio de la identidad búlgara durante el dominio otomano (siglos XIV-XIX), y para esconder a insurgentes.

Hoy representan unas de las principales atracciones turísticas del país.

-- Miel y trigo hervido --

El año búlgaro se acompaña de numerosas costumbres folclóricas, algunas de origen pagano, que perduran actualmente.

El trigo hervido y el vino tinto forman parte de la mayoría de las celebraciones, especialmente funerales, como símbolos de la carne y de la sangre de Cristo.

En Semana Santa, los fieles se trasmiten de vela en vela el "fuego sagrado" recogido en la basílica del Santo Sepulcro en Jerusalén, y enviado por avión.

La miel es dos veces al año objeto de una bendición en la iglesia.

Durante el ritual de los Kukeri, probablemente heredado de la era precristiana, los habitantes de algunos pueblos se disfrazan de monstruos para expulsar a los malos espíritus del invierno.

-- Ortodoxia "identitaria" --

Tres cuartos de la población se identifica con la ortodoxia, de los cuales el 95% dice ir a la iglesia al menos una vez al año. Un resurgimiento iniciado tras años de represión comunista.

Aunque, según la Agencia de Análisis Sociales (ASA), la ortodoxia es principalmente un elemento "identitario".

Solo el 13% de los búlgaros encuestados confían en la Iglesia ortodoxa, a menudo considerada retrograda.

"¿Cómo se puede confiar en una Iglesia que boicotea una oración ecuménica por la paz alegando que el papa no es ortodoxo?", declara a la AFP Lilia Dimova, autora de un estudio en la ASA sobre la cuestión.

Casi un mileno después del Cisma de Occidente (1054), la Iglesia ortodoxa búlgara, una institución autocéfala, rechaza un acercamiento al catolicismo. Es la única del mundo ortodoxo que rechaza formar parte de una comisión de diálogo con el Vaticano.

Fuente: AFP