El 17 de agosto de 2017, a las 16:30 locales, una furgoneta se abalanzó contra la multitud en las Ramblas, , iniciando cuatro días de terror que los investigadores aún intentan explicar y los sobrevivientes superar.

El conductor, Younes Abouyaaqoub, un marroquí de 22 años, abandonó el vehículo y desapareció entre la gente en el icónico mercado de La Boquería. Pocos después, robó un automóvil y mató al hombre que lo conducía.

Cuando fue abatido por la policía tras cuatro días a la fuga, había matado a 15 personas de nueve nacionalidades diferentes, entre ellos un niño australiano de 7 años y otro español de 3, y herido a más de 100.

Cinco de sus cómplices lo imitaron en la noche del 17 al 18 de agosto, arrollando transeúntes en la población balnearia en Cambrils, al sur de Barcelona, y luego atacándolos con cuchillos.

Una mujer murió apuñalada. Los asaltantes fueron abatidos por la policía. Tenían 17, 19 y 24 años.

Los investigadores reconstruyeron los atentados, si bien aún buscan establecer si la célula yihadista, de la que tres miembros están en prisión, tenía efectivamente nexos con el Estado Islámico (EI), que reivindicó los ataques.

Lo que sí establecieron es que Abdelbaki Es Satty, un marroquí de 44 años que estuvo en prisión por tráfico de drogas, devino imán en Ripoll, una pequeña población al pie de los Pirineos, y adoctrinó a una decena de jóvenes, en su mayor parte inmigrantes marroquíes de segunda generación.

- Sin conexión internacional -
El imán murió el 16 de agosto con otro miembro de la célula de 22 años en una deflagración accidental cuando preparaban explosivos para un atentado de una envergadura mucho mayor.

La catedral de la Sagrada Familia, el Camp Nou del FC Barcelona o una discoteca gay fueron evocados como posibles objetivos.

La destrucción de los explosivos llevó a los jóvenes terroristas a improvisar los atentados con atropellos masivos, semejando los de Niza (86 muertos el 14 de julio de 2015) y otras ciudades europeas.

Más allá de las similitudes y de que el imán dejara un texto en nombre de los "Soldados del Estado Islámico", los investigadores han intentando en vano saber si la célula de Ripoll tuvo contactos en el extranjero que les dieran instrucciones.

En los 18 meses precedentes al ataque, efectivamente algunos miembros del grupo viajaron a Suiza, Francia, Bélgica o Marruecos.

"En ninguna de las líneas de investigación que tenemos hasta la fecha hemos encontrado de forma fehaciente un elemento catalizador exterior de los atentados", afirmó a la AFP el teniente coronel Francisco Vázquez, de la Guardia Civil española.