La alpaca, uno de los cuatro camélidos sudamericanos, se ha convertido en el centro de atención de muchas personas del continente europeo; no por su lana, que es usada para la fabricación de una gran variedad de productos textiles, sino por la ternura que inspira.
Con un peso de 60 a 70 kilos, una altura a la cruz de un metro, un pelaje suave, entre otras características, este mamífero ha llegado a ocupar un sitial predilecto en los hogares de los ciudadanos de Gran Bretaña.
Pero ¿cómo este animal se llegó a convertir en el favorito de todos los británicos? A continuación, le detallamos más sobre este camélido.
Aunque es un mamífero oriundo de Sudamérica, también llegó a Europa, pero no precisamente para ser criado por su lana.
Hace años, las alpacas eran llevadas a J. Broomhall Ltd, un matadero de gestión familiar situado en Gloucestershire, en el condado de Inglaterra; a pesar de que el negocio marchaba bien, la carne de este animal dejó de gustar porque no sabía bien y todos los establecimientos dedicados a este rubro empezaron a desaparecer, señaló Stephen Broomhall, propietario de la firma.
Pero más allá de su sabor, una de las razones que influyó para dejar de asesinarlas fue lo que llamó la “petificación”; en otras palabras, la gente las encontraba y encuentra demasiado lindas para matarlas, publica el portal The Economist.
Ahora en Gran Bretaña, las alpacas se han vuelto más populares como mascotas que en lugar de futuras salchichas.
Según la Sociedad Británica de Alpaca, actualmente tiene registrados 40.974 de estos camélidos, frente a los 25.080 de hace diez años. Aunque algunos estiman que hay 40.000 más no registrados.
A pesar de que, en este país europeo, los ciudadanos no son agricultores experimentados, han empezado a albergarlas en sus campos porque no les gustan los caballos.
Un gran número de granjas ofrecen a las alpacas para realizar caminatas con ellas, tomarse fotos, e incluso venden prendas en base a su lana, algo que hace crecer la economía de varios pobladores británicos.
Las que no están acostumbradas a los humanos son distantes por lo que hay quienes trabajan arduamente para convertirlas en amigables. “Todos los días nos contactan personas que han comprado animales lindos, amigables y tiernos [de otras granjas] pero que no pueden acercarse a ellos”, señala Vicky Agar, quien dirige junto a su esposo Spring Farm, lugar donde ofrecen capacitación para alpacas y sus dueños.
De esta forma, estos camélidos sudamericanos están un paso por delante de las mascotas más convencionales en el continente europeo.