En Estados Unidos, desde el 1 de septiembre viajar a Corea del Norte estará terminantemente prohibido. Aunque se podrán hacer excepciones para los periodistas y trabajadores humanitarios que deberán solicitar la autorización del gobierno.
El aeropuerto de Beijing, de donde se hacía escala hasta el país liderado por el polémico Kim Jong-un, ha presentado -en lo que va de esta semana- un gran flujo de ciudadanos estadounidenses que quieren aprovechar en conocer el país asiático mientras aún sea legal, según CNN.
El veto turístico, anunciado el 21 de julio, se estableció al considerar que el "serio riesgo" de arresto por las autoridades de Pyongyang durante los viajes representaba un "peligro inminente a la seguridad física" de sus nacionales. La medida estará vigente un año a no ser que el secretario de Estado, Rex Tillerson, decida extenderla o revocarla.
Por su parte, Pyongyang ha asegurado que sus puertas continúan "abiertas" para los turistas estadounidenses. Sostienen además que el régimen asiático trata muy bien a sus visitantes, salvo rompan alguna ley.
Las empresas turísticas estiman que cada año van 5000 turistas a Corea del Norte y, de este número, un 20% es de nacionalidad americana.
La decisión de Estados Unidos de prohibir el viaje fue motivada por la muerte de Otto Warmbier, un joven estadounidense de 22 años que fue sentenciado a 15 años de trabajos forzados en el país dinástico por intentar robar un afiche propagandístico durante un viaje de estudios.
Su sentencia se dictó en febrero del presente año. Las imágenes en las que se podría apreciar a un Otto bañado en lágrimas que confesaba ante las cámaras haber cometido "el peor error de mi vida", conmocionaron a América.
En junio, Warmbier fue devuelto a su país en estado de coma y murió poco después.