Redacción PERÚ21

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Su nombre es Stephanie Sadorra, pero era conocida en la industria como Jenni Lee, y ahora vive como indigente en unas cuevas en Las Vegas, .

Un equipo de filmación del programa holandés 'Ewout &' realizaba un documental sobre el sistema de túneles subterráneos de la ciudad de Las Vegas, construido para proteger la ciudad de las inundaciones repentinas, cuando descubrió que la exactriz pornográfica vivía en uno de ellos.

De aspecto irreconocible, con un abrigo gris de gran tamaño y sin todo el glamour de su personaje porno, Jenni responde al documentalista: "En realidad me hice muy famosa. Solía ​​ser tan ardiente".

"Todavía debo estar entre las 100 mejores en alguna lista en alguna parte", agrega mientras esboza una sonrisa que revela la falta de algunos dientes. Y no está tan alejada de la realidad, ya que todavía está en el puesto 119 de las mejores actrices porno del mundo.

Incluso su pagina de web todavía cuenta con 45 mil suscriptores y su última película para adultos fue subida a la web hace un año.

Pero ahora Jenni insiste en que vive feliz bajo tierra junto a los demás indigentes. Cuando le preguntan si cree que podría abandonar la red de túneles, refugio de cientos de personas sin hogar en Las Vegas, responde: "Sí, pero ¿por qué? Tengo todo lo que necesito aquí".

Ella admite que al oscuro espacio subterráneo le faltan las comodidades de su hogar como el agua potable, pero insiste en que las dificultades crean camaradería.

La ex actriz afirma que bajo tierra, las personas son "más receptivas" y siente que ha hecho más amigos "genuinos".

SIN SUERTE EN EL MODELAJE

Oriunda del estado de Tennessee, Stephanie Sadorra consiguió bastante fama como actriz en la industria de las películas para adultos, además de aparecer en revistas de alto perfil, entre las que se incluyen Hustler y Penthouse.

Vivió de este éxito hasta que decidió retirarse de la industria en 2009, para dedicarse al modelaje de la alta costura, industria en la que no tendría el mismo éxito. Por lo que cayó en una espiral de malas decisiones que la llevaron a donde está.

El laberinto de 200 millas de largo que corre debajo de la ciudad del pecado alberga a unas 300 personas, muchas de las cuales sufren de adicciones a las drogas.

Los que viven allí instalan carpas dentro de los túneles. Ellos afirman que el mejor lugar para "acampar" está lejos de las salidas de los túneles, ya que la policía tiende a no adentrarse mucho al momento de las redadas.

Algunos incluso han vivido en los túneles durante años, diseñándose áreas de cocina, salones y dormitorios. Pero no es una vida fácil: en un documental sobre los habitantes del túnel, un hombre afirma que una niña que vivía allí en febrero de 2016 se ahogó cuando el agua inundó los túneles.