Jeremy Mardis, un niño autista de seis años, se ha convertido en el nuevo rostro de la brutalidad policial en Estados Unidos luego de recibir varios disparos por parte de dos agentes que perseguían el auto donde viajaba con su padre (quien iba desarmado).
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Jeremy murió producto de los disparos que recibió en la cabeza y en el pecho. Su muerte fue instantánea. "Estaba abrochado al asiento delantero de ese vehículo y así fue como murió", expresó el coronel Michael Edmonson en conferencia de prensa. "Él no merecía morir de esta manera y eso es lo importante", agregó.
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Los dos policías involucrados en esta tragedia han sido arrestados y están siendo acusado de homicidio en segundo grado y tentativa de homicidio por haber dejado a Chris Few —padre del menor— en grave estado.
Norris Greenhouse Jr. (23) y Derrick Stafford (32) ya habían sido suspendidos de sus funciones tras el resultado de la persecución el martes pasado en la localidad de Marksville (Louisiana).
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Según informó AFP, aún no ha quedado claro qué llevó a la policía a perseguir a Few ni qué fue lo que provocó el tiroteó, pues este ni siquiera tenía una orden de detención.