Cientos de personas marcharon en las calles de Charlotte, en el estado de Carolina del Norte (EE.UU.), pese al toque de queda que ordenó la Policía y que entró en vigor a la medianoche, tras dos días seguidos de disturbios surgidos después de que el ciudadano afroamericano Keith Scott, de 43 años, quien fue abatido a tiros por un agente de la ley.
Sin embargo, a pesar de las órdenes policiales, una gran cantidad de personas se congregó —por tercera noche consecutiva— entonando cánticos para exigir justicia por Keith Scott.
Este caso es el más reciente en una serie de muertes de afroamericanos a manos de la Policía que han provocado indignación en Estados Unidos y generado debates sobre la discriminación racial y el estado de la justicia en el país, además de gestar el nacimiento del movimiento Black Lives Matter ("Las vidas de los negros importan").
Scott fue el afroamericano número 214 que ha muerto este año a manos de la Policía de Estados Unidos de un total general de 821 personas, según indicó Mapping Police Violence, otro grupo creado por manifestantes. Sin embargo, no existen datos gubernamentales nacionales sobre tiroteos de la policía.
El Departamento de la Policía de Charlotte informó a través de Twitter que dos de sus agentes estaban en tratamiento tras ser rociados con un agente químico por manifestantes y que ningún civil resultó herido el jueves.