Puede llegar a tener el tamaño de un zapato deportivo, devora cientos de tipos de plantas y es un peligro si es ingerido: se trata del caracol gigante de África, que invade Florida a paso lento pero seguro.
Eliminarlo no es fácil y toma tiempo. Hace 4 años fue detectado este gasterópodo glotón en Miami, Florida, al sureste de Estados Unidos y las autoridades invirtieron US$11 millones para exterminarlo.
Pese a los esfuerzos, los caracoles gigantes de África llegaron a los suburbios al sur de la ciudad y alcanzaron incluso al vecino condado de Broward, al norte.
Los moluscos se reproducen en masa. Son hermafroditas y cada uno puede producir 1,200 huevos en un año. Además, suben a los árboles para evitar las bolitas de un efectivo veneno que los mata, explicó Mary Yong Cong, del Departamento de Agricultura de Florida.
"Son muy curiosos", dijo, mientras sostenía en la palma de la mano un caracol, que extendía sus ojos. Los caracoles pueden hibernar bajo tierra y esto dificulta su localización. El espécimen de mayor tamaño registrado en Florida alcanzaba 18 centímetros.
Para ayudar en los esfuerzos, las autoridades pusieron a disposición una línea para que las personas llamen cuando vean caracoles gigantes, que luego son retirados por un equipo especializado ataviado con rastrillos y guantes.
A la caza del caracol gigante de África también se unieron perros especializados que localizan a los invasores. Los labradores se utilizan sobre todo para comprobar si ya no quedan caracoles tras un tratamiento químico, explicó uno de los entrenadores de los canes, Omar García.
EL RIESGO DE LOS CARACOLES SE MULTIPLICA En 2014, los responsables de la erradicación pensaban que estaban ganando la batalla. Pero en septiembre de 2014 descubrieron solo en los alrededores de una casa en un suburbio de Miami unos 5,000 ejemplares. "Era un paraíso para los caracoles", señala Yong Cong.
Hasta el momento se han eliminado unos 158,000 caracoles, pero las autoridades no podrán cantar victoria hasta tanto no se registren nuevos caracoles en Florida en un periodo de dos años.
Este caracol, originario de las regiones húmedas de África occidental, come muchas plantas diferentes. "Son un peligro para los humanos y la agricultura de Florida", dice Mark Fagan, portavoz del Departamento de Agricultura estatal. "No podemos dejar que siga creciendo la población".
Por si fuera poco, los caracoles pueden ser vectores de un parásito que puede producir una forma rara de meningitis en los humanos, aunque hasta ahora no se han registrado casos de infecciones.
Las autoridades tardaron diez años en erradicar a esta especie luego de una primera invasión en 1966.
¿CÓMO APARECIERON? Nadie sabe con certeza cómo llegaron estos peligrosos moluscos a Florida, pero una teoría es que fueron introducidos por personas que practican la religión caribeña de la santería.
Ernesto Pichardo, experto y practicante de esta creencia, refuta esa posibilidad: "Como siempre, cualquier cosa extraña se le adjudica a mi religión. Perdonen, pero es la primera vez que veo estos animales", señala, al afirmar que algunos rituales usan caracoles, pero sólo pequeñas especies locales.
Pichardo dice que los caracoles gigantes africanos sí son utilizados por los yoruba, nativos de Nigeria y países vecinos del oeste de África, que creen que beber la baba de los gasterópodos puede curar ciertas afecciones. Pero como en Florida es ilegal tener un caracol gigante, dicha práctica se realiza con mucha discreción.