La actual dirigencia del Hamás ha evidenciado ser incapaz de hacer nada por su pueblo, más que causarle dolor y dividir al posible Estado palestino en dos segmentos irreconciliables, uno en Gaza y otro en Cisjordania. Usan los recursos que les llegan del exterior para hacer túneles, bombas, contrabando de armas, llenar los bolsillos de los líderes, que, además, viven cómodamente en otros países, mientras mandan a sus comandos a cometer actos terroristas. Si la población de Gaza no se levanta para cambiar a su dirigencia, especialmente ahora que hay mucha presión por parte de Israel, no habrá lugar a cambio alguno.