NOMBRES VETADOSUna de las principales excepciones es el nombre de Pedro, fundador de la Iglesia, considerado tabú. Otros nombres tienen ahora connotaciones negativas, como Celestino, un ermitaño que renunció al cargo en 1294, algo que no volvió a ocurrir durante siete siglos, hasta la renuncia de Benedicto XVI el pasado 28 de febrero.